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Vie, May

Guajira colombianizada

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cesar Arismendy Morales

Cesar Arismendy Morales

Columna: Reflexiones

e-mail: cesaridys@hotmail.com

Economista de la Universidad de los Andes y Licenciado en Ciencia Sociales de la Universidad Distrital de Bogotá. Cursó estudios de Planificación del Desarrollo Rural y Urbano en la Universidad de los Andes y en el Instituto de Estudios Sociales de La Haya Holanda. Igualmente estudios de maestría en Desarrollo Regional en la Universidad de los Andes y cursos de Ciencias Políticas en la Universidad de Minnesota - Estados Unidos.



¿Por qué La Guajira es permanentemente percibida por los funcionarios del gobierno nacional como ingobernable?, ¿de dónde surge su rezago, marginalidad política y administrativa? El director de la DIAN lo reitera de manera expresa y nos declara como los "bandidos" de la nación. Ello no es nuevo y ha ocurrido en otras fases de la historia de Colombia. Estimulado por la baja capacidad de recaudo de impuestos en el territorio de La Guajira durante la Regeneración, el administrador de aduanas de la época, pensaba que una manera radical para acabar con el contrabando en la nación era ceder su territorio a Venezuela.

Aprovechando que entre 1880 y 1890 Colombia desarrollaba negociaciones sobre delimitación de fronteras con Venezuela y que debían terminar en 1891, el Ministerio de Hacienda argumentó que un fallo favorable a Colombia, permitiría que la península se perpetuara como colombiana, lo que abriría las válvulas para que los riohacheros extendieran su redes de contrabando con Aruba, Curazao, Maracaibo y la península de Paraguaná. Fue por ello que en el tratado Suarez - Unda de 1884 y en un nuevo tratado negociado por las cancillerías en 1896, el gobierno nacional le entregó la mitad de La Guajira a Venezuela, por fortuna en ambas ocasiones el Senado Venezolano los rechazó de manera tajante.

Colombia no quería ni reconocía a La Guajira como territorio propio, tampoco lo desearon hacer los venezolanos después de semejante regalo. Rivas, en la Historia diplomática de Colombia, señala " … ante la insistencia de entregar la mitad de La Guajira a Venezuela, fácilmente se ve que el gobierno nacional reconociendo implícitamente su fracaso en La Guajira, quería librarse de una vez por todas de por lo menos la mitad del problema que casi en un siglo de dominación no había logrado resolver". En esa oportunidad como hoy, el gobierno central se mostró débil e incapaz de entender realidades que provienen de la dinámica de la economía de fronteras. Esta situación explica el rezago social y la manera como nos hemos desarrollado.

Wildler Guerra, reflexionando sobre los estudios de René de La Pedraja y Losonczy en La Guajira, señala que a finales del siglo XIX dos regiones de Colombia: Panamá y La Guajira, presentaban tensiones frente al gobierno central. En tanto que la primera optó por la separación, la segunda optó por la clandestinidad de sus relaciones comerciales con el Caribe, percibido éste como un espacio de límites flotantes entre islas y continentes, entre estados independientes y sociedades incluidas.

La Guajira siempre ha sido excluida, es vista como marginal e ingobernable por la sociedad nacional. Los hechos recientes en donde se estigmatiza a la región, corroboran el tratamiento injusto que ha persistido desde los primeros días de la República. Esto ha dado origen a que La Guajira se consolide como un territorio con bajos vínculos con el modelo de desarrollo nacional, y una de sus consecuencias son los bajos y precarios indicadores sociales y económicos. Solo la explotación de los recursos de la minería ha logrado por intereses del centro del país, determinado en su estrategia exportadora, vincular tardíamente a La Guajira con el modelo nacional de desarrollo pero inmerso en un modelo de enclave extractivo. No creo que la historia se repite, pero en esta oportunidad las tendencias se conservan. Si en la actual estrategia de gobernabilidad e integración del territorio nacional la península es útil por la explotación de los recursos mineros que se aprovechan para mantener el modelo de desarrollo nacional, por lo menos trátennos con respeto, justicia y dignidad.



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