Fortaleza, resistencia y claridad para aprovechar las oportunidades. Esa es la estrategia que ha puesto en marcha Chris Froome en el Tour de Francia 2016. El pedalista británico, con la presión de sacar el máximo de diferencia a sus competidores en la etapa de este viernes para tener ahorros que lo blinden frente a cualquier sorpresa en el ascenso a Los Alpes, que serán la próxima semana, dio catedra en la contrarreloj entre Bourg-Saint-Andéol y La cueva de Pont-d'Arc, de 37.5 kilómetros.
El único que lo pudo superar fue Tom Doumolin, quien completó el recorrido con un tiempo de 50 minutos, 15 segundos y le aplicó más de un minuto al flamante líder de la competencia.
Pero terminó derrotando a todos los demás, muchos de los cuales creían que el esfuerzo del jueves en el ascenso a Mont Ventoux y las vicisitudes que tuvo que padecer el líder (incluído un estrellón contra una moto, un cambio de bicicleta que no le sirvió y los magos de ataque del equipo del movistar) terminaría por pasarle factura en la contrarreloj.
No fue así. Froome está sólido en el ascenso, imbatible en los descensos y parece casi indestronable en las pruebas contra el reloj. Al cabo de 14 días de carrera ya le sacó una diferencia de 2 minutos, 59 segundos, quien perdió una casilla en la general y ahora es cuarto. Las diferencias eran previsibles pero la gran incógnita es qué tan sólido está el ciclista boyacense para descontar en la montaña. O, dicho de otra manera, quén tanto flaqueará Froome en las etapas finales.
Tom Dumoulin pulverizó desde el primer punto intermedio el registro que había impuesto Nelson Oliveira (54” de ventaja en la côte de Bourg-Saint-Andéol). Y al final ese tiempo fue mayor. En la línea de meta el holandés cruzó con una ventaja de 1'31” con respecto al portugués, volando a una velocidad media de 44,7 km/h. Nadie pudo destronarlo.
La crono de la presente edición echó a andar a las 10 de la mañana en medio de la ventolera y terminó a la hora de la merienda con Eolo en acción. Una cita a la que estaba convocado Chris Froome para dar otro estacazo en la general, esta vez íntegramente en bicicleta, sobre el recorrido que empezaba y terminaba cuesta arriba.
La primera referencia significativa llegó por la línea Movistar, de la mano del campeón portugués de la especialidad Nelson Oliveira, quien marcó en meta 51.46 minutos. Espectacular registro que superaba a monstruos de la crono como el australiano explusmarquista de la hora Roan Dennis ó "Espartaco" Cancellara, tetracampeón mundial, que perdió 1.44 con el luso.
Tampoco le echaron el guante a Oliveira el campeón de España Ion Izagirre y el alemán Tony Martin, con tres mundiales a su espalda. Otro cantar se escuchó con la entrada del holandés Tom Dumoulin. El de Maaastricht, el hombre que ganó en la cima de Andorra Arcaliís pulverizó por 1.30 minutos la marca de Oliveira. Palabras mayores.
Su dominio en los puntos de paso llevaba marchamo de victoria. Al campeón holandés le tocó aguantar en la "silla caliente" el goteo de participantes soñando con un triunfo de postín junto a la Caverna de Pont-D'Arc, donde el hombre montó una de las primeras "galerías de arte" hace 36.000 años.
Nadie era capaz de quitarle la gloria. Si acaso Froome. Pero el británico hubo de conformarse con la medalla de plata de la crono. El oro para Dumoulin, "en un momento muy especial por las terribles noticias de Niza". El holandés firmó su segunda etapa en el Tour, las dos este año. Domina la montaña y el reloj. Y las emociones, "en momentos muy duros para Francia y los partidarios de la paz".