Palmeiras se llevó la victoria del estadio Metropolitano por marcador de 3 – 0. La expulsión de Germán Gutiérrez a los 9 minutos de la etapa inicial fue el factor determinante para decidir al vencedor de esta confrontación por el Grupo 8 de la Copa Libertadores.
Nueve minutos es lo que duró el partido para Junior. O por lo menos su intención inicial. Tuvo una clara oportunidad e imponía sus condiciones hasta aquella jugada infortunada para Germán Gutiérrez, cuya imprudencia no solo le costó una tarjeta roja. Cambió por completo la historia de este compromiso en favor de Palmeiras.
La infracción de Gutiérrez sobre Bruno Henrique, la imprudencia de su entrada porque no tenía por qué entrar de esa forma, costó la derrota. Con 10 jugadores fue imposible para el DT trabajar el compromiso. Además, tardó en recomponer la figura. A Palmeiras no le costó mucho tiempo imponer sus condiciones y en el minuto 19 quien había sido afectado por la falta de la expulsión se transformó en verdugo.
Los brasileros se terminaron de acomodar a las nuevas circunstancias. Jugaron como en casa y estuvieron cerca de aumentar la cuenta en el primer tiempo. Junior no solo pagó las consecuencias de la inferioridad numérica; también careció de actitud, por momentos apático. Faltó coraje para sortear la adversidad y con la llegada del 2 – 0, obra de Miguel Borja, se terminó de confeccionar la triste historia de un partido para el olvido.
La pesadilla fue más dura por cuenta del tercer tanto, obra de Bruno Henrique, otra vez. Los boquetes en la defensa juniorista fueron un manjar para que cada llegada del club brasilero fuera una clara chance de gol. Sobre el final, el uruguayo Alvez tuvo la posibilidad de disimular la discreta presentación con un tiro penalti, pero envió el balón lejos del arco.
Vendrá una para larga para que Junior se recupere del nocaut propinado por Palmeiras. Será el 4 de abril cuando se abra de nuevo el telón en el Grupo 8 y el equipo barranquillero se mida nada menos que frente a Boca Juniors en La Bombonera.