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Mié, Abr

El estrés tóxico, problema de salud pública

Salud
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Niños, niñas y adolescentes que experimentan estrés tóxico están en alto riesgo de sufrir en la edad adulta, enfermedades cardiovasculares, cáncer, asma y depresión.

Tal vez muchas personas creen que las consecuencias de las enfermedades de los adultos causadas por estrés son producto de la vida agitada que llevan. Estudios científicos han comprobado que el estrés tiene su origen desde la niñez y genera predisposición en la adultez a sufrir enfermedades, trastornos en la conducta y el aprendizaje. Lo anterior fue revelado en el desarrollo del V Simposio Internacional de Actualización en Pediatría, organizado por la Sociedad Colombiana de Pediatría (SCP) entre el 7 y 9 de julio en el Centro de Convenciones del Hotel Las Américas de Cartagena, el Doctor Fernando Stein, Presidente electo de la Academia Americana de Pediatría (AAP), lideró la conferencia “El estrés toxico, un problema de salud pública que trasciende fronteras” con la que explicó a cerca de 3.000 profesionales de la salud, la importancia de conocer cómo los niños pequeños que experimentan estrés tóxico están en alto riesgo de sufrir en la edad adulta, enfermedades cardiovasculares, cáncer, asma y depresión.

Es pertinente aclarar que por definición, el estrés se conoce como la respuesta, psicológica y fisiológica, ante una amenaza o sensación de incertidumbre. Sin embargo, un estudio publicado por la AAP denominado “Las experiencias infantiles adversas y las consecuencias del trauma para toda la vida” ahonda un poco más y afirma que el estrés se define por la existencia de tres tipos de respuestas (positiva, tolerable y tóxica) como efectos de los sistemas del cuerpo a la reacción de un evento estresante o la experiencia misma. La investigación enfocó su interés específicamente en la respuesta tóxica que afecta a los niños y que tiene efectos negativos sobre el aprendizaje, la conducta y la salud.

El estrés tóxico ocurre cuando un niño afronta, sin apoyo adecuado de un adulto, una frecuente, fuerte y prolongada adversidad, como el abuso físico o emocional, exposición a la violencia, cargas acumuladas de problemas económicos familiares, etc.

La razón tiene que ver con el hipotálamo hipofisiario adrenal que es el sistema corporal y cerebral del estrés que gobierna nuestra respuesta de lucha y de huida. Existen estudios neurológicos que comprueban que estar expuestos a la adversidad en altas dosis desde una temprana edad, afecta el desarrollo del cerebro y el cuerpo de los niños, puesto que estas situaciones afectan el núcleo de accumbens, que es el centro del placer y recompensa en el cerebro, e inhibe la corteza prefrontal (el mismo órgano que está involucrado en la drogodependencia) que interviene en el control de los impulsos y la función ejecutiva, un área crucial para el aprendizaje.

Por esta razón y muchas otras, científicos como el Doctor Fernando Stein han llegado a concluir que el estrés tóxico debe visualizarse como un problema de salud pública “ya que la activación prolongada de los sistemas de respuesta al estrés pueden perturbar el desarrollo del cerebro, debilitar otros sistemas de órganos y aumentar el riesgo de enfermedades y deterioro cognitivo en la edad adulta, como trastornos cardíacos, diabetes, abuso de sustancias y depresión”.


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