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Mié, May

Trump y la verdad; una historia de desamor

Donald Trump decidió que "un poco de hipérbole nunca hace daño", y desde que llegó a la Casa Blanca ha llevado esa filosofía al extremo. EFE/Archivo.

Internacional
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Hace tres décadas, Donald Trump decidió que "un poco de hipérbole nunca hace daño", y desde que llegó a la Casa Blanca ha llevado esa filosofía al extremo, con miles de afirmaciones falsas y acusaciones sin pruebas destinadas a cosechar atención y réditos políticos.Con una tormenta en ciernes sobre la costa este de EE.UU.,
Trump disputó esta semana la cifra de fallecidos en otro huracán, el que arrasó Puerto Rico hace casi un año, y acusó sin pruebas a la oposición demócrata de manipular los cálculos sobre las víctimas mortales de María -casi 3.000- para que él quedara mal."Si una persona moría por cualquier razón, como la edad avanzada, simplemente la añadían a la lista", tuiteó Trump el jueves, en un intento de desacreditar las conclusiones de un informe académico respaldado por las autoridades de Puerto Rico.

No es la primera teoría de la conspiración que promueve Trump, quien ha defendido sin pruebas que hasta 5 millones de personas votaron ilegalmente en las elecciones que él ganó en 2016, y que en 2011 impulsó el falso rumor de que su predecesor en la Casa Blanca, Barack Obama, no había nacido en Estados Unidos.

Su polémica tesis sobre Puerto Rico coincidió con un sombrío hito: el equipo de verificación de datos del diario The Washington Post informó de que ha contabilizado ya más de 5.000 afirmaciones falsas o engañosas desde que Trump llegó al poder en enero de 2017, lo que supone una media de 8,3 declaraciones de ese tipo al día.Ese desafío cotidiano a la verdad responde a una estrategia que parece funcionarle con sus seguidores: le permite distraer la atención cuando los titulares le perjudican y concentrarla en su versión de los hechos cuando le conviene, con la ayuda de sus constantes esfuerzos para erosionar la credibilidad de los medios.

"Trump aprendió hace años que, para conseguir atención, el grado de espectáculo de una afirmación importa mucho más que su grado de verdad", dijo a Efe un experto en Gobierno y Cultura Política del centro de estudios Brookings, Jonathan Rauch."Mentir prolíficamente le ayuda en muchos objetivos: entretiene a sus fans (lo que le da atención), indigna a sus adversarios (más atención) y confunde al público (más margen de maniobra)", agregó Rauch.

En muchos casos, Trump parece creer que lo que dice es cierto, o que simplemente es una exageración de la verdad, un concepto del que habló en su libro superventas "The Art of The Deal"."La gente quiere creer que algo es lo mejor, lo más grande y lo más espectacular. Yo lo llamo hipérbole verdadera. Es una forma inocente de exageración, y una forma muy eficaz de promoción", escribió el entonces magnate inmobiliario en su obra de 1987.


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