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Mar, May

Solo paso peatonal en la frontera con Venezuela

Municipio
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La frontera con la vecina República Bolivariana de Venezuela no se abrió esta semana,-dos de enero-, como había anunciado el año pasado el presidente de esa nación, Nicolás Maduro.
 Los colombianos, particularmente los habitantes del fronterizo corregimiento Paraguachón, los más beneficiados con este anuncio se quedaron con los crespos hechos. Son ellos, los que más esperaban que esta medida cesara después de 18 meses por la decisión unilateral del Gobierno venezolano, porque en la dinámica comercial que genera el puerto seco cuando transitan vehículos y pasajeros por la denominada raya, donde salen los recursos para el sustento de decenas de comerciantes.

 La frontera sigue igual y Paraguachón también. Allí las fuentes de empleo distintas a las del comercio informal no existen. El Gobierno Nacional lleva varios años haciendo anuncios y ahí ha quedado todo, en solo anuncios y unos empleos temporales que les facilitaron a familias vulnerables el año pasado.

 El movimiento por la zona está sujeto a trasbordos que hacen los viajeros que deciden utilizar las vías carreteables de ambos países, mientras que el t ransporte y flujo vehicular se sigue dando por el sinnúmero de trochas que comparten las dos naciones por este lado del norte de Colombia.

 Aunque los pasajes tienen un costo superior por las denominadas trochas, muchos colombianos y venezolanos se arriesgan ya que el viaje resulta directo entre Maicao y Maracaibo, no obstante, a que se exponen a una serie de dificultades, como atracos, pago de vacunas, cadenas que son puestas por nativos, quienes en muchas ocasiones no solo les exigen dinero para permitirles pasar, sino que quienes usan esas vías, deben dejarles frutas, arroz, gasolina y otras cosas de las que sobreviven quienes viajan diariamente entre los dos países por los denominados caminos verdes. 

Camino verde, autopista de venezolanos El paso por las trochas es utilizado por ciudadanos venezolanos que generalmente llegan a Maicao y de aquí parten hacia otras latitudes de la costa Caribe en busca de trabajos varios, mientras que otros se quedan delinquiendo en la fronteriza localidad, donde han hecho alianza con pandillas y bandas colombianas, con las cuales llevan a cabo atracos, fleteos, robos a mano armada y hasta asesinan cuando ellos creen que es necesario. 

Sin bien algunos se han ganado la confianza y cariño de muchas personas que tienen sus empresas, por la calidad de la mano de obra y el bajo costo de sus exigencias económicas, también es cierto, que en este momento existe una gran prevención, debido a que los actos de “raponeo” cometidos en diciembre de 2016 y comienzos de este año, han sido protagonizados por sujetos que se distinguen por el hablar venezolano, situación que ha disparado los índices de inseguridad en el municipio.


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