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Sáb, Jun

Venezuela mira más allá

Editorial
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Según afirma el presiente Maduro Venezuela debe ser una nación competitiva en un mercado petrolero internacional complejo y prepararse para afrontar la posibilidad de que Estados Unidos se convierta en un gran exportador mundial de crudo y gas.

La tecnología de fracturación hidráulica —o fracking— ha permitido que Estados Unidos se transforme en un gran productor, por lo que el reto de Venezuela será bajar sus costos de producción a su mínima expresión; por esto el país hermano deberá competir con sus fortalezas en el nuevo mercado que se ha abierto.

El fracking ha permitido que Estados Unidos no dependa de otros países para obtener petróleo, lo que ha provocado la caída de los precios. Es una realidad. Que nadie se engañe. El fracking o fractura hidráulica es una forma de obtener hidrocarburos, gas y petróleo, cuando están embebidos en formaciones de esquisto o de pizarra. Para ello es necesario inyectar enormes cantidades de agua con unas 200 sustancias de diverso tipo, muchas de ellas tóxicas. Esta técnica conlleva la realización de perforación horizontal y, a menudo, de pequeñas explosiones a lo largo de la perforación.


El fracking cuenta con una justificada oposición ecologista dados los impactos ambientales y las incertidumbres que conlleva. El enorme consumo de agua, la inyección en el subsuelo de sustancias tóxicas que pueden contaminar el propio subsuelo y los acuíferos, la generación de aguas contaminadas que han de ser almacenadas sine die o la provocación de terremotos son los principales riesgos e impactos ambientales.

En Estados Unidos, sin embargo, se viene empleando el fracking desde los años 70 y en la actualidad esta actividad está muy extendida; tal es así que el petróleo y el gas extraídos mediante esta técnica son los principales aportes para el consumo de este país. No sólo eso, en un futuro próximo este país podría ser exportador de gas y petróleo. Este hecho puede conllevar profundos cambios en la política exterior estadounidense, que ya no estaría condicionada por su necesidad de garantizarse el suministro de hidrocarburos.

Pero Maduro ha ido más allá, al afirma que hay quienes dicen que el fracking le va a durar tres años a Estados Unidos, ante lo cual él cree que esto es mentira.

En Venezuela piensan que un gobierno presidido por Donald Trump y un congreso con mayoría republicana amplía las posibilidades que se expanda la producción petrolera en Estados Unidos. El presidente electo ha anunciado que va a apoyar con toda fuerza la producción de energías fósiles y dicen sus asesores que van a abrir todas las condiciones para que se convierta en un gran exportador de petróleo y de gas.

En la página web de su campaña, Trump habló de derogar las medidas ejecutivas de Obama que destruyen empleos y dijo que abriría el arrendamiento de tierras federales subterráneas y submarinas, eliminar la moratoria sobre el arrendamiento carbonífero y abrir los depósitos de esquistos.

Ante este escenario, la respuesta venezolana es fortalecer la Opep —las alianzas entre países miembro y productores independientes_, bajar los costos de producción —mediante el ahorro de divisas y la sustitución de exportaciones de los insumos requeridos por el sector energético— y crear nuevos mecanismos de explotación de hidrocarburos con tecnologías propias.

De acuerdo con reportes de la Opep, Venezuela ha enfrentado descensos de producción que hoy ronda los 2,3 millones de barriles diarios. La caída de los precios del petróleo, sumada a la baja en la producción, ha afectado las finanzas de la corporación estatal Petróleos de Venezuela S.A.


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