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Vie, Abr

Deshonroso primer puesto

Editorial
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Seguimos siendo el primer país productor de coca en el mundo, lo que sin duda nos coloca en un puesto bastante deshonroso más cuando es improbable que nuestro país reanude la fumigación aérea, pese al incremento en la producción del alucinógeno. 
Todos sabemos que la fumigación área fue suspendida durante el proceso de paz que se desarrolló en La Habana, como parte de los acuerdos pero con la excusa en la sentencia de la Corte Constitucional que estableció que ante indicios de un posible daño a la salud se debía aplicar el principio de precaución y suspender el uso de la sustancia. 

Es aún más preocupante esta situación por la propuesta del presidente Donald Trump de reducir 37% la ayuda al extranjero; en ese caso nuestro país se verá seriamente afectado en su lucha diaria y permanente contra las drogas y sus desastrosos efectos en la salud de los colombianos y de los consumidores del mundo. 

La ayuda norteamericana en la erradicación de la droga ha sido permanente y se han logrado varios objetivos. Vale la pena recordar que en junio de 2000 el Senado de los Estados Unidos aprobó el Plan Colombia, elaborado en Washington y tenía como objetivo general, lograr la pacificación en Colombia mediante la negociación política y el respeto a la democracia, los derechos humanos y el ambiente.

Vinculó especialmente la agudización de la violencia social al cultivo, producción y tráfico de drogas, al considerar estas actividades fuentes principales de financiamiento de los sectores armados.

Su costo fue de 7.500 millones de dólares; el gobierno estadounidense se comprometió a aportar 1.575 millones y el Estado colombiano con 4 mil millones de dólares, básicamente a través de privatizaciones, préstamos internacionales e impuestos. La prioridad del Plan fue la erradicación de cultivos ilícitos de coca y amapola mediante fumigaciones aéreas, fundamentalmente en la región sur del país; no obstante, los medios utilizados y las consecuencias sociales y ecológicas derivadas se han convertido en un factor de creciente descontento entre la población, que se vio afectada en su salud y en su integridad física.

Con el apoyo del plan, se vieron los resultados propuestos y ahora para nuestro infortunio, la producción colombiana subió y está ahora a niveles bastantes preocupantes tanto para los colombianos como para los norteamericanos que han puesto una cantidad considerable de millones de dólares para evitar llegar a donde estamos. 

Desde el momento que se prohibió seguir fumigando se sabía que el incremento de la producción de cocaína subiría, sobre todo en aquellas regiones en donde hacían presencia los alzados en armas, cuyos jefes amasaron grandes fortunas cuyos recursos, unos fueron destinados a la guerra y otros al enriquecimiento personal de cada uno de los cabecillas de los insurgentes.

 Ante esta situación el gobierno tiene ahora la esperanza que con la colaboración de las Farc se podrá hacer una sustitución de cultivos ilícitos verdaderamente estructural y se podrá llegar a esas zonas sembradas de coca bajo el dominio de los guerrilleros con la posibilidad de disminuir estos altos índices que nos condenan a nivel mundial como el primer cultivador mundial de hoja de coca, con 96.000 hectáreas de sembradíos, y también el mayor productor de cocaína con 646 toneladas. 


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