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Sáb, Abr

Tiempo de reflexión

Editorial
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Comienza hoy el mundo católico la Semana Santa que es la conmemoración anual cristiana de la pasión, muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret y es por esto es un período de intensa actividad litúrgica dentro de las diversas confesiones cristianas, que a través del tiempo han pedido que la semana santa no se convierta en semana de diversión y recreo, sino de recogimiento y devoción.


La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el año; sin embargo, para muchos católicos se ha convertido sólo en una ocasión de descanso y diversión, olvidándose de lo esencial: dedicarse a la oración y a la reflexión en los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús para aprovechar todas las gracias que esto nos trae.

Desde el Domingo de Ramos con la finalización del Domingo de Resurrección, llamada la Gran Semana o Semana Mayor y a sus días se les dice días santos, es un período de tiempo que aunque su celebración suele iniciarse en varios lugares, el viernes anterior, viernes de dolores, se le considera parte de la misma el Domingo de Resurrección. La celebración de esta fecha importante para el mundo católico, va precedida por la Cuaresma, que finaliza en la Semana de Pasión donde se celebra la eucaristía en el Jueves Santo, se conmemora la Crucifixión de Jesús el Viernes Santo y la Resurrección en la Vigilia Pascual durante la noche del Sábado Santo al Domingo de Resurrección y durante la Semana Santa tienen lugar numerosas muestras de religiosidad popular a lo largo de todo el mundo, destacando las procesiones y las representaciones de la Pasión.

Entre los actos litúrgicos hay varios que la Iglesia Católica le da relevancia; los formados por el llamado Triduo Pascual que es la introducción al Triduo (el Jueves Santo y el Viernes Santo), en el que se conmemora la muerte de Cristo; Sábado Santo, en el que se conmemora a Cristo en el sepulcro, y el Domingo de Pascua de la Resurrección.

Lo importante de este tiempo no es el recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó. Es celebrar y revivir su entrega a la muerte por amor a nosotros y el poder de su Resurrección, que es primicia de la nuestra y para vivir esa gloriosa resurrección debemos asistir en familia a los oficios y ceremonias propios; organizar una pequeña representación acerca de la Semana Santa y poner algún propósito concreto a seguir para cada uno de los días y de los siguientes como propósito de vida.


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