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Vie, Abr

Novato, pero no torpe

Editorial
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El próximo presidente de Francia, Emmanuel Macron, ganó las elecciones con promesas de reformas en Francia. Pero no tardará en descubrir que la política exterior, un ámbito en el que tiene poca experiencia, consumirá buena parte de su tiempo. Macron ha sido claro en lo referente a la política europea: mantener a Francia en el núcleo de la Unión Europea era el tema principal de su campaña. Sobre las crisis globales fuera del continente, como Corea del Norte, el presidente más joven en la historia de Francia ha dado pocas pistas.


Esto se debe en parte a que la política exterior no estuvo entre los temas que dominaba en sus empleos previos como banquero de inversión y, entre 2014 y 2016, ministro francés de Economía. Sus cautas y medidas declaraciones sobre asuntos internacionales durante la campaña apuntaban a que Macron es consciente de sus limitaciones y se está dando tiempo para familiarizarse con estos temas antes de dar forma a su estrategia diplomática.

Macron ha ofrecido algunas líneas generales sobre su visión, pero en más de una ocasión ha respondido con evasivas. Sobre Oriente Medio, ha reiterado que su máxima prioridad será continuar la lucha contra el grupo extremista Estado Islámico, que ha revindicado o inspirado varios atentados en Francia desde 2015 en los que murieron más de 230 personas. Aviones franceses de combate han realizado miles de vuelos y cientos de ataques aéreos en Siria e Irak contra extremistas, en operaciones dentro de una coalición internacional.

Macron también se ha mostrado a favor de que el presidente de Siria, Bashar Assad, abandone el poder dentro de un proceso ordenado. Describió a Assad como “un criminal” después de que docenas de personas murieran el 4 de abril en un ataque con gas sarín contra la localidad de Khan Sheikhoun.

En lo que respecta a Rusia, Macron se distinguió de otros candidatos en los comicios franceses al adoptar una posición más dura hacia el presidente Vladimir Putin. Macron dijo que quiere trabajar con Rusia, que respalda al gobierno de Assad, en la lucha contra el grupo EI. Pero redondeó sus peticiones de cooperación con una advertencia de que Moscú “no comparte nuestros valores y preferencias”.

En lo que respecta a Estados Unidos, Macron ha dicho que quiere mantener el intercambio de información de inteligencia y la cooperación en Naciones Unidas, y que confía en convencer al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de que no retire a su país de un acuerdo global contra el cambio climático. Macron, comprometido con el libre comercio, y Trump, que basó su campaña en promesas de que protegería los empleos estadounidenses de la competencia extranjera, parecen polos opuestos. También pertenecen a generaciones diferentes: Macron tiene 39 años y Trump 70.

El hecho de Macron hable inglés con fluidez, podría facilitar su relación personal. Los dos mandatarios vencieron a las apuestas y las expectativas con sus improbables victorias electorales. Ambos se mostraron como personas ajenas a sus respectivos sistemas políticos y prometieron cambiarlos. El domingo por la noche, Trump fue uno de los primeros líderes mundiales en felicitar a Macron por “su gran victoria” en un tuit.


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