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Vie, Abr

Colombia y el Bicentenario

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Illidge Gomez

José Illidge Gomez

Columnista Invitado

 



El Bicentenario de la independencia de Colombia se celebra, simbólicamente, en el día 20 de Julio de 2010, a 200 años de las gestas libertadoras que culminaron con la separación del yugo de España, al cual estuvimos uncidos durante más de trescientos años bajo el azote de la esclavitud, la explotación, el racismo, el cuasi exterminio de nuestros pueblos indígenas indómitos, el sometimiento forzoso de nuestros ancestros y un sinnúmero de otras vejaciones propias de la época y de las relaciones de las entonces potencias con sus colonias…

Cuando los europeos comenzaron a incursionar por las costas del Caribe y tocaron tierras suramericanas, en este, para ellos nuevo mundo, existían unas culturas en pleno desarrollo, con sus propias creencias, sus valores, sus mecanismos de convivencia social, basados en la inocencia de quienes no conocían los vicios sociales propios de una comunidad mucho más desarrollada como la europea, de donde enviaron para la aventura exploratoria del genovés Cristóbal Colón, a un grupo de desadaptados sociales que se encontraban privados de su libertad por la comisión de delitos graves y muy graves, considerados como prácticamente desechables que no iban a significar gran pérdida para el mundo europeo si fracasaban y/o desaparecían en la empresa, y fueron esos delincuentes de la corona quienes vinieron al encuentro de nuestros ancestros indígenas, con su carga de vicios, antivalores y distorsiones comportamentales guiados sólo por el afán de conseguir lo que para ellos eran riquezas y para nuestros indígenas eran objetos sagrados propios de sus ritos ceremoniales en honor a los dioses o seres superiores en quienes ellos creían..

El choque fue de una barbarie total, y en él, los pueblos americanos enfrentaron situaciones para ellos desconocidas hasta entonces…La llegada de animales extraños, armas destructivas, seres de distinto color de piel y lenguas raras, disfrazados con trajes protectores que ni siquiera formaban parte de su imaginación, que los sometieron por la fuerza de su superioridad logística y cultural, los atacaron física y sicológicamente, los atropellaron, asesinándolos para robarles sus tesoros, violaron sus mujeres, destruyeron sus templos y negaron sus religiones y creencias para imponerles un nuevo Dios y unas nuevas creencias venidas de más allá de los mares; fueron anulados sicológicamente por unos seres vestidos de oscuro que les decían que no se rebelaran a sus opresores, que no hicieran la guerra para defender sus derechos, que todo eso se lo dejaran a ese Dios de algo llamado Cruz que, en la otra vida, les haría justicia a esos asesinos; les quitaron sus reinos, sus tierras, sus vidas, la población indígena fue masacrada en más de un sesenta por ciento, y todo ello, sembró la semilla de la rebelión, que fue germinando poco a poco a través de los tiempos y floreció en el siglo XIX, cuando los entonces criollos iniciaron y culminaron con éxito la gesta libertaria con caudillos buenos y malos, pero que aportaron al proceso que al fin logró la independencia de Colombia hace ya doscientos años…

La mal llamada madre patria dejó grandes sinsabores y una deuda social inmensa a su paso por las antiguas colonias de América, y, a pesar de ser inconcebible, todavía hoy se vive el coloniaje en algunos sectores del mundo ejercido por potencias como La Gran Bretaña, Francia, Portugal, Holanda, Estados Unidos y otras naciones europeas que aún no aceptan la igualdad de derechos de todos los seres humanos y se resisten a permitir que los pueblos sometidos a su yugo por la fuerza alcancen el preciado don de la libertad, y son esas mismas naciones las que se constituyen en los estadospolicías del mundo en el ejercicio de una pérfida doble moral que es una de las semillas de la injusticia social que no permite la paz en la sociedad contemporánea.



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