Escrito por:
Cesar Arismendy Morales
Columna: Reflexiones
e-mail: cesaridys@hotmail.com
Economista de la Universidad de los Andes y Licenciado en Ciencia Sociales de la Universidad Distrital de Bogotá. Cursó estudios de Planificación del Desarrollo Rural y Urbano en la Universidad de los Andes y en el Instituto de Estudios Sociales de La Haya Holanda. Igualmente estudios de maestría en Desarrollo Regional en la Universidad de los Andes y cursos de Ciencias Políticas en la Universidad de Minnesota - Estados Unidos.
En el actual debate electoral que se lleva a cabo por la Presidencia de la República, Antanas Mockus ha sorprendido a la opinión proponiéndoles a los ciudadanos y ciudadanas el establecimiento de la legalidad en Colombia.
Cuales son las consideraciones mas importantes que ha tenido en cuenta el filosofo y matemático para evidenciar este deseo como apuesta política colectiva? ¿Será que Mockus Sivickas considera que en Colombia todas las estructuras de relaciones sociales establecidas desde lo público están signadas por la ilegalidad?
La legalidad en Antanas Mockus es un proceso de maduración de su pensamiento en torno de la administración pública y como desde ella se pueden generar activos pedagógicos para edificar cultura ciudadana, desarrollo social y económico. La propuesta está encaminada a cerrarle el paso a lo que se llama la "cultura de los atajos y de la viveza", dado que en Colombia no respetamos las normas y acuerdos. Somos especialistas en encontrar atajos y en hacer esguinces.
El pasado debate electoral para conformar el parlamento colombiano reflejó que la compra de votos, las infracciones al sufragio y la disposición de recursos financieros de dudosos orígenes, aún se siguen utilizando como instrumentos normales y válidos en las campañas electorales. En el debate por televisión, Antanas señaló que los pecados más importantes del Presidente Uribe han estado en relación con los llamados falsos positivos, las chuzadas a los magistrados de la Corte Constitucional y la yidispolítica.
Insinuó que Uribe Vélez perdió la oportunidad de darle una lección contundente a este país y que el liderazgo que ejerce desde la presidencia debe ser ético. Aunque esto pasó desapercibido para los periodistas, en castellano significa que él debió renunciar, ya que los hechos relacionados ilegitimaban su investidura. Con base en los vectores generadores de poder, el Presidente Uribe como cualquier otro ciudadano también cogió los atajos, enviándole al país el peor de los mensajes en torno de como se debe acceder a las instituciones públicas y a la conformación del poder político en Colombia.
La cultura de los atajos también se dejó ver y sentir en los días previos a la sentencia de la Corte Constitucional sobre el referendo reeleccionista, cuando los promotores del mismo insistían en que este debía ser declarado exequible, ya que las fallas señaladas por el magistrado ponente eran de forma y no de fondo. Lo importante eran los fines y no los medios. El mensaje colectivo estaba direccionado a reforzar la expresión popular de "peque y rece". Afortunadamente, la Corte pensó todo lo contrario.
La legalidad, el liderazgo político e institucional en Antanas deben servir para educar. Después de todos estos perversos aprendizajes sobre el fomento de la cultura de la ilegalidad, lo mejor es trabajar y apoyar el proceso de reconstrucción de lo que es legal, lo cual se expresa en apreciar las normas y apreciar lo bueno, la vida es sagrada, aportar de buenas ganas, prepararse para influir y aprender, comunicar vida y sobre todo, jugar limpio.
Colombia legal implica superar esa sociedad divida entre vivos y bobos, en donde prima la desconfianza entre actores declarados ganadores y perdedores. La legalidad construye la sociedad de la confianza, propiciando una sociedad con autoridad, en expansión, segura, prospera, sin trampas, donde todos ganan, sociedad solidaria, de proyecto común, de apertura, de cambio y comunicación.