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Sáb, Dic

“Desde pequeño sentí la vocación sacerdotal”: Monseñor Luis Adriano Piedrahita

Informe Especial
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En memoria de monseñor Luis Adriano Piedrahita Sandoval, Obispo de la Diócesis de Santa Marta, quien el pasado lunes murió en la clínica Avidanti, tras perder la batalla contra la Covid-19, el periódico EL INFORMADOR recuerda la entrevista que realizó la periodista Daniela García, en octubre de 2018 para su sección “Personajes” , en la que el alto prelado de la Iglesia católica dio a conocer su vida, su infancia, su camino a la vida sacerdotal y hasta sus gustos y aficiones. Aquí se la contamos:

“Desde pequeño sentí la vocación sacerdotal”

En su infancia escuchó el llamado de Dios. Hoy, a sus 72 años, suma 46 de servicio sacerdotal. Pero no todo es oración para monseñor, quien también se confiesa amante del fútbol y la música clásica. Conozca un poco más del hombre que dirige la Diócesis de Santa Marta.

Desde niño quiso ser sacerdote, lo que quizás nunca imaginó es que llegaría a obispo.

Actualmente monseñor Luis Adriano Piedrahita Sandoval suma 46 años de vida sacerdotal, 19 episcopal y cuatro al servicio de la Diócesis de Santa Marta.

Monseñor recibió a EL INFORMADOR en su oficina dentro de las instalaciones de la diócesis, en ‘la curia’, una antigua edificación ubicada frente a la parroquia del Sagrario y San Miguel, la Catedral Basílica.

Su despacho es un amplio pero austero espacio, en el que solo hay un escritorio, una mesa para reuniones, un estante de libros y una mesita en la que reposan una imagen de Cristo y una de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, entre otras.

Las paredes están adornadas con fotografías que sin duda le traen gratos recuerdos a monseñor: como una frente al papa, y ahora santo, Juan Pablo II, en 1999, durante su ordenación episcopal; otra junto al pontífice emérito Benedicto XVI, cuando éste lo nombró en 2007 obispo de Apartadó, en Antioquia; y finalmente una con Francisco, quien le asignó en 2014 la tarea de dirigir la Diócesis de Santa Marta.
Aunque nació en Palmira, Valle del Cauca, el 7 de octubre de 1946, Piedrahita Sandoval creció en Cali en el seno de una familia pequeña, pero profundamente cristiana.

De su infancia recuerda sus paseos a Caloto, Cauca, de donde era oriunda su madre, un pintoresco pueblito colonial que fue fuertemente azotado por la violencia y donde se venera a la Niña María.
Monseñor, a simple vista, luce como un hombre extremadamente serio, o tal vez esa es la imagen que de entrada proyectan algunos portadores del clériman.

Sin embargo, quien contestó esta entrevista fue un hombre ameno y divertido, quien habló sobre sus gustos musicales, el equipo de fútbol de sus amores y lo que probablemente habría estudiado de no haber entrado al seminario.

EL INFORMADOR (EI): ¿A qué edad se ordenó como sacerdote?

Luis Adriano Piedrahita Sandoval (LAPS): “A los 26 años. En esa época normalmente nos ordenábamos a los 24, pero yo me demoré un poquito más porque me retiré un tiempo del seminario tratando de consolidar mi vocación, reflexionando sobre si ese era mi camino”.

EI: ¿Cómo fue el llamado de Dios?

LAPS: “Primero que todo la vocación es un misterio, por lo tanto, el Señor va diciéndole a uno el camino descifradamente, a través de signos, personas y acontecimientos de la vida; así va sintiendo uno que está llamado y el trabajo de uno es reconocer, descubrir o discernir sobre la vocación. Yo desde pequeño sentí la vocación sacerdotal, eso se lo atribuyo mucho al ambiente familiar”.

EI: ¿Viene de una familia muy católica?

LAPS: “Mi familia era muy católica, muy creyente. Éramos solo mi madre, mi padre, mi hermano y yo. Ellos eran muy practicantes de la fe y muy estrictos en su vida moral”.

EI: ¿Había sacerdotes en su familia?

LAPS: “Unos parientes no tan cercanos. Mi papá tuvo cinco primos sacerdotes: cuatro franciscanos y uno diocesano. También tuve una tía abuela religiosa”.

EI: ¿Cómo fue su transitar hasta llegara ser obispo?

LAPS: “A los 12 años entré al Seminario Menor, donde hice el bachillerato, al principio fue una circunstancia muy dura desarraigarme de mi casa. Posteriormente pasé al Seminario Mayor. Después de mi ordenación estuve ejerciendo como párroco en Cali y también estuve dos años estudiando en Roma una especialización en Teología Moral. En 1999 el papa Juan Pablo II, hoy San Juan Pablo II, me nombró obispo auxiliar de Cali; eso fue un año antes del Gran Jubileo, así que inmediatamente me tocó la experiencia maravillosa del jubileo de la encarnación del Hijo de Dios en el 2000. Estuve como obispo auxiliar de Cali durante siete años, después otros siete años en Apartadó y ahora llevo cuatro en Santa Marta”.

EI: ¿Cómo es el día de un obispo?

LAPS: “Muy variado –risas-. Me levanto a las 5:00 de la mañana y normalmente lo primero que hago es la oración. También, cuando puedo, hago un poco de ejercicio, tengo la obligación de hacerlo por temas del corazón. A veces tengo eucaristías a las 6:00 de la mañana en el seminario.

Cuando salgo de gira también debo partir muy temprano. Uno la verdad está muy dependiente de los compromisos que tiene. Normalmente vengo -a la curia- los martes y jueves a atender a las personas. Otras veces tengo invitaciones de las parroquias por algunas actividades. Los fines de cada mes tengo programadas visitas pastorales, en las que estoy cuatro días completos en las parroquias, celebrando, encontrándome con los grupos, con las personas, con los jóvenes, con los colegios, hablando con los padres, es una experiencia muy bonita para mí”.

EI: ¿Cuántos sacerdotes tiene la Diócesis de Santa Marta?

LAPS: “Alrededor de 80, pero activos son unos 65 para unas 55 parroquias y centros de evangelización. Casi que están todos ajustados”.

EI: ¿Existe preocupación dentro de la Iglesia por la pérdida de la vocación sacerdotal?

LAPS: “Sí, es una preocupación de la Iglesia el hecho de que hayan disminuido las vocaciones, en otra época eran mucho más abundantes. Obviamente también los medios influyen, es más difícil que un niño o joven responda a su vocación. De todas maneras, es un reto, por eso siempre me empeño en llevar a cabo la Pastoral Vocacional, nombrando a un sacerdote para que se dedique exclusivamente a eso, para que vaya recorriendo las parroquias y asistiendo a los diferentes grupos o movimientos que hay en la diócesis”.

EI: ¿A qué podría atribuirse esa pérdida de la vocación sacerdotal?

LAPS: “Esta disminución de las vocaciones tiene muchas causas que hay que mirar con detenimiento: en primer lugar ahora hay una cultura más light y superficial; además hace falta reforzar el papel de las familias, que son las bases, según mi experiencia, muchos sacerdotes surgimos en la vocación creciendo en familias conformadas y muy creyentes, pero esa práctica religiosa ha disminuido un poco; últimamente también están los escándalos que se han producido en la Iglesia por algunos sacerdotes, eso también influye”.

EI: ¿Cuál es su opinión justamente sobre los escándalos por abusos que se han presentado dentro de la Iglesia?

LAPS: “Es muy lamentable y triste que se presenten estos casos. Uno tiene que reconocer que ha habido una situación muy complicada por el comportamiento de algunos sacerdotes, porque gracias a Dios no son todos. Hay que decir, y esto es importante, que la Iglesia se ha esforzado por corregir. Los medios también aprovechan para atacar a la Iglesia, para crear un ambiente hostil, están pendientes de revolver los mismos casos.

Pero uno no debe desconocer esa realidad, la Iglesia ha hecho lo que ha podido, investigar lo sucedido; los papas han tomado medidas y exigido a las Conferencias Episcopales, y lo estamos haciendo, medidas para que se eviten estos casos. Hay que cuidar la aceptación a candidatos al sacerdocio. Además, hay normas muy precisas para tratar estos casos, pero no es fácil, ya que están de por medio la justicia y la verdad, un obispo no puede apresurarse, debe investigar, son procesos de investigación los que deben seguirse”.

EI: ¿Por qué cree que cada vez que se presentan estos casos se pone en tela de juicio el celibato?

LAPS: “Porque el celibato es una práctica de la Iglesia que va en contravía del pensamiento del mundo actual, quizás por eso mucha gente no lo comprende. Como estamos en mundo sumergido en temas sexuales, siempre se equipará al sacerdote con esa realidad que todo el mundo vive. Estos males no provienen directamente del celibato, sino no habría cantidades de pederastas que andan rodando por el mundo que no son sacerdotes, no habría matrimonios destrozados, no habría personas infieles. Es una falacia asociar esto al celibato. El verdadero problema es cuando los sacerdotes no tienen una visión clara de su sacerdocio, no lo cultivan, les falta la oración, cuando no tuvieron una intención recta”.

EI: ¿Siguen llegando jóvenes al seminario?

LAPS: “Gracias a Dios no han faltado las vocaciones. No son tantas como uno quisiera, pero no han faltado. Hace poco tuve un encuentro en el seminario con un grupo de jóvenes y, si mal no recuerdo, había como 20 que estaban en proceso para entrar. La entrada es muy exigente y más con las cosas que han pasado; luego viene el proceso de preparación, de discernimiento, donde interviene el joven que tiene que descubrir su propia vocación y también el formador o el encargado de la Pastoral Vocacional; al final el obispo define si esa persona es idónea para el sacerdocio”.

EI: ¿Cómo se fomenta desde la diócesis la participación de los laicos?

LAPS: “Yo realmente veo mucha vida cristiana en Santa Marta, las comunidades son nutridas y participan mucho en la vida de las parroquias. El Plan Pastoral influye para que participen los laicos, pero además de eso hay algo que ayuda mucho, que son los movimientos eclesiales, asociaciones de fieles que son muy fuertes acá, por ejemplo Lazos Marianos, Emaús, los Catecúmenos, la Legión de María y la Renovación Carismática. En este momento estoy empeñado en crear un instituto teológico pastoral para los laicos, estoy en eso y espero que me resulte, que pueda crear ese instituto para que realmente los laicos puedan recibir una formación de primer nivel”.

EI: ¿Cómo se prepara una homilía?

LAPS: “Cada cual tiene su método y su manera –risas-. Pero la homilía se prepara, en primer lugar, con la oración, acudiendo al texto que corresponde. Mi método es complicado, porque yo me acostumbré desde siempre a escribirlas, entonces eso me toma más tiempo. En eso influye mucho la formación que uno ha recibido. Además, uno tiene que mirar dos cosas: la realidad, a quien va dirigida la palabra de Dios; y la palabra del Señor. Lo importante es que uno se prepare”.

EI: ¿Hay algún santo al que le tenga una devoción especial?

LAPS: “Tengo muchos santos. Por ejemplo, tengo una devoción especial hacia la Niña María de Caloto. También venero mucho a la Virgen del Rosario, porque precisamente un 7 de octubre, cuando se celebra la fiesta del Rosario, fue mi nacimiento. También a San Luis Beltrán, especialmente ahora que estoy aquí en Santa Marta, sobre todo por su espíritu misionero”.

EI: ¿Hay algún movimiento religioso al que pertenezca?

LAPS: “Yo no pertenezco a ninguno, uno tiene que estar dispuesto y abierto a todo. Eso se lo digo a los padres, los párrocos deben estar dispuestos a acompañar a todos los grupos, comunidades y movimientos eclesiales”.

EI: ¿Qué es lo que más ama de ser sacerdote?

LAPS: “Servir a la gente desde la fe, compartir el misterio de Cristo, eso lo disfruto mucho. Siempre le digo a los párrocos que uno tiene un compromiso muy serio y un privilegio: hacer presencia de Cristo en la gente. De manera que eso es lo que me motiva: la alegría del evangelio, la alegría de servir, la alegría de hacer presente a Cristo”.

EI: ¿Si no hubiese sido sacerdote que le hubiese gustado ser?

LAPS: “Yo realmente no tuve una duda desde el punto de vista profesional. De pronto hubiese sido abogado, porque mi papá fue abogado, fue magistrado en Cali; mi hermano es abogado y también fue magistrado en Cali, ahora trabaja en la Universidad de la Diócesis en Cali; mi sobrino también es abogado”.

EI: Entonces en su familia eran sacerdotes o abogados…

LAPS: “Así parece”…

EI: ¿Cómo tomó su familia la noticia de que usted quería entrar al seminario?

LAPS: “Ellos realmente me respetaron mucho, no me presionaron, pero sí había mucha alegría. Cuando yo tomé la decisión al final de mi formación de retirarme del seminario para reflexionar, ellos se pusieron muy tristes, pero nunca me lo dijeron, solo lo aceptaron y me ayudaron un poco a reubicarme. Ellos siempre fueron para mí un apoyo muy importante”.

EI: ¿Qué lee o escucha en sus tiempos libres?

LAPS: “Me gusta mucho escuchar música clásica, no he sido experto en música, pero me gusta escucharla. Cuando trabajo o estoy haciendo ejercicios en el caminador pongo música clásica. Tengo una colección de discos que he adquirido a lo largo del tiempo, en la que tengo música clásica, boleros, romántica, rancheras, cubana… Me gusta mucho el son cubano y ahora estoy metiéndome en el vallenato”.

EI: ¿Con qué ha empezado en el vallenato?

LAPS: “Comencé con Gustavo Gutiérrez. Una vez en televisión vi una entrevista de él, el año que lo reconocieron en el Festival Vallenato, entonces me gustó mucho la manera de expresarse, el sentimiento con el que decía las cosas y sus canciones; entonces por ahí me fui, eso es lo único que tengo por ahora de vallenato”.

EI: ¿Y qué lee?

LAPS: “Leo mucho sobre historia y teología”.

EI: ¿Le gusta algún deporte?

LAPS: “Me gusta el fútbol. Soy fanático del Deportivo Cali por una razón muy sencilla: cuando era niño un vecino era gerente del equipo, Humberto Palacio, entonces cada ocho días nos regalaba boletas, íbamos a los partidos mi papá, mi hermano y yo. Veo fútbol desde los cinco años.
Yo estuve en el estadio durante ese partido doloroso cuando el Unión Magdalena le quitó el título al Cali en 1968 con un gol de Aurelio Palacio, un tiro que fue desde la media cancha”.