La desesperación reina en los productores pecuarios de la región con el hurto constante de sus reses y el escepticismo a lo que puedan hacer las autoridades, por ellos es cada día mayor ante la manera creciente que siguen los cuatreros ejerciendo el fenómeno del abigeato, sin ningún control.
El pasado fin de semana en la finca de Razón social “El Carmen” cuya propiedad es de la familia Martínez, ubicada cerca del puente del arroyo de La Quebrada, en la vía Fonseca Los Altos, los delincuentes, después de amedrentar y amarrar al trabajador del predio, sacrificaron cinco vacas, dos de ellas recién paridas y otras tres más conocidas en el gremio ganadero, como novillas entoradas.
Los Ladrones permanecieron en la estancia pecuaria, por espacio de cinco horas, porque llegaron a las seis de la tarde del viernes y se marcharon a las once de la noche, dejando solo en el terreno donde descuartizaron los semovientes vacunos, cabezas, cueros y vísceras.
Un finquero que pidió la reserva de su nombre, dijo que estas acciones, que afectan gravemente la economía de los trabajadores del campo, prácticamente, se han convertido en una 'tradición' y son un látigo constante. “Todos en la región conocen los caminos por donde pasan la carne que se roban y donde la distribuyen, pero no hay ninguna intervención de los organismos estatales.
"Algunos ganaderos deciden no denunciar porque se cansaron de no recibir respuestas, ni resultados. En los casos en los que hacen alguna captura, vuelven a soltar a la persona porque le decomisaron la carne, pero no el cuerpo del delito que es el cuero", aseguró.
Se siguen realizando las investigaciones pertinentes para dar con los capturados.