05
Dom, May

Para los candidatos

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Cesar Arismendy Morales

Cesar Arismendy Morales

Columna: Reflexiones

e-mail: cesaridys@hotmail.com

Economista de la Universidad de los Andes y Licenciado en Ciencia Sociales de la Universidad Distrital de Bogotá. Cursó estudios de Planificación del Desarrollo Rural y Urbano en la Universidad de los Andes y en el Instituto de Estudios Sociales de La Haya Holanda. Igualmente estudios de maestría en Desarrollo Regional en la Universidad de los Andes y cursos de Ciencias Políticas en la Universidad de Minnesota - Estados Unidos.



Teniendo en cuenta la situación actual de los asuntos políticos y electorales, todo parece indicar que en octubre el debate para la conformación del poder político regional, tendrá como actores a dos personas con una profunda relación con el campo.

Aunque todavía no he escuchado sus primeros planteamientos sobre como reactivar el sector agropecuario, a ellos hay que evidenciarles que no todo luce bien y que se requiere alta concentración para que en el futuro el trabajo que desde allí se despliegue, pueda brindar los frutos esperados.

 

A ellos y a sus equipos, tengo que decirles que hagan propuestas asertivas, ya que en la última década el crecimiento del sector agropecuario ha estado rezagado frente al desarrollo de la economía en su conjunto y por debajo de su potencial. Si tenemos en cuenta la evolución histórica del PIB regional entre 1960 y 2005, es evidente que el sector ha venido perdiendo participación en el total de la producción.

En 1960 era de 39.6%, en 1975 fue del 20.1% y en el 2005 se redujo al 6.1%. Parte de la explicación, se encuentra en el avance relativo de la minería de carbón que en La Guajira inició operaciones a través del proyecto Cerrejón en el año 1984 y en la fuerte escalada de violencia que generó el desplazamiento forzado de numerosos grupos familiares del campo a la ciudad, a finales de la década de los noventa.

Parte del retroceso del sector se encuentra en el uso ineficiente de los factores de producción, particularmente la tierra y el agua, al bajo nivel de innovación en los sistemas productivos y de la productividad de la mano de obra rural, y a los altos costos de producción. En efecto, existe una subutilización de tierras óptimas para la agricultura y una baja cobertura de la infraestructura para riego.

Estos elementos han propiciado que en el departamento el sector agrícola y pecuario sea pequeño, al compararlo con la producción nacional. La producción agrícola regional en el 2009 sólo representaba el 0.86% de la producción nacional. Lo mayor producción está centrada en la yuca y únicamente alcanzó el 2.0 % de la producción nacional.

En las Bases del Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014, al sector se le ha señalado como la segunda locomotora para acelerar la prosperidad del país, al cual se le ha dado una relevancia estratégica en el desarrollo económico y social, no solamente por el grado de participación en la conformación del PIB, sino por su incidencia en las condiciones de vida de la población rural, y por su importancia como sector proveedor de alimentos para la población e insumos para la industria.

Con el desarrollo de los distritos de riego del Ranchería, a La Guajira en el mediano plazo se le abre la oportunidad con el sector agropecuario como resultado del crecimiento esperado de la demanda de alimentos en Colombia y en todo el mundo, especialmente por parte de países altamente poblados y con fuerte dinamismo económico como China e India.

El departamento de La Guajira, al ser fronterizo con Venezuela y al estar frente al mar Caribe, tiene la posibilidad de convertirse en una despensa productiva y exportadora como se señala en el Plan Regional de Competitividad “La Guajira: Esquina suramericana de las oportunidades”.

La gestión del nuevo gobernante deberá ser transformadora para hacer del campo guajiro en un motor del desarrollo económico y social. De ello dependerá la reactivación económica departamental, la diversificación de cultivos, la mayor capacidad productiva en agricultura, agroindustria y ganadería intensiva, el mejoramiento de los sistemas productivos con prácticas adecuadas que permitan la recuperación de suelos y conservar los ecosistemas. Igualmente, para mejorar la estructura institucional existente, dado que el sistema de asistencia técnica agropecuaria sustentado sobre la UMATAS colapsó y desapareció en la intervención fiscal que aún mantienen el departamento y los municipios por la aplicación de las leyes 617 de 2000 y 550 de 1999.



Ingreso de Usuarios