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Mié, Abr

La CIDH y el huevo para dos niños

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Lopez Hurtado

José Lopez Hurtado

Columna: Opinión

e-mail: joselopezhurtado13@yahoo.es



La Guajira colombiana, como es bien sabido, registra los más altos índices de desnutrición global, con un cuadro de infecciones respiratorias agudas en menores de 5 años que sobrepasa  el 11.5%, y de enfermedades agudas diarreicas que alcanza el 15.2% sobre el total de la población, con una tasa increíble de mortalidad infantil de 32 x 1.000. Son 300.000 indígenas de la etnia Wayuu, los que en un ejercicio diario de supervivencia, se diseminan  a lo largo  de 15.300 Kms2 de inhóspito desierto, sin vías de comunicación, y sin ningún medio, por la imposibilidad de acceso al agua potable, de realizar las actividades ancestrales  de cría y pastoreo de ganado caprino y de cultivos de pan coger, a las que siempre se han dedicado las comunidades étnicas.

Prácticamente los escasos sistemas de almacenamiento de agua y los famélicos arroyos que proveían agua están secos, y según datos de órganos especializados, el déficit de precipitación, de este año, supera el 70 % con respecto a los promedios históricos. Es otro mundo, como el de Biafra en África, que estremece y conmueve al  más insensible. Pero el escenario no es reciente, ni tampoco tiene sus causas en el fenómeno del Niño, como algunos quieren hacerlo parecer. 

Las comunidades de Uribia, Manaure, el de las famosas minas de sal, Riohacha y Maicao del pueblo Wayuu, están muriendo día a día porm inanición y falta de agua.

La extensa exposición de hechos que se formuló ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA, a principios del año pasado, para solicitar medidas cautelares urgentes contiene elementos de un dramatismo impactante , y rebasa cualquier imaginación garciamarquiana, porque es el cruel inventario de la negligencia de los sucesivos gobiernos colombianos que nunca asumieron a la Guajira como parte integrante del territorio y elemento de la nacionalidad,  pero además, el vivo retrato de los más perversos intereses de las mafias de todas las pelambres, incluida la de los contratistas, el  de los  oscuros propósitos de las castas  que  dominan la política lugareña, y también los de  la caja registradora de las multinacionales que tienen su asiento en ese entrañable como exótico territorio. Sobre este último particular, acusan los hechos que sustentan la solicitud de apoyo a la Comisión interamericana que:  "...

Cerrejón, la operación de minería de carbón de exportación a cielo abierto más grande del mundo, ubicado en la cuenca del Rio Ranchería, comprendería un área minera superior a 69.000 Hcs, y que el agua de ese rio, como recurso natural y bien de uso público, estaría destinado a ese proyecto carbonífero". 

Tras de gordo, hinchado, se diría en el lenguaje coloquial colombiano. Afortunadamente la CIDH, al realizar el análisis de éste y otros motivos, a los  que resulta imposible, aunque deseable, referirse por cuestiones de espacio, el pasado  mes de diciembre  en aras de la gravedad, urgencia e irreparabilidad  (Res. 11-XII-15. Medidas Cautelares 51/15), de la situación que están viviendo  esas comunidades, instó  al gobierno colombiano en el término de 15 días a tomar medidas urgentes de protección, las cuales aún se esperan. Ya lo había dicho un informe del ICBF, es tal el desgreño en todos los órdenes, en medio de los "tamizajes nutricionales mentirosos",  suministrados a los infantes en el desayuno, la escasa ayuda que alcanza solo para algunos, que un huevo tiene que ser dividido para dos niños. Dolor de patria!!!

Por: Jose Lopez Hurtado 



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