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Dom, May

La colombianidad

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cesar Arismendy Morales

Cesar Arismendy Morales

Columna: Reflexiones

e-mail: cesaridys@hotmail.com

Economista de la Universidad de los Andes y Licenciado en Ciencia Sociales de la Universidad Distrital de Bogotá. Cursó estudios de Planificación del Desarrollo Rural y Urbano en la Universidad de los Andes y en el Instituto de Estudios Sociales de La Haya Holanda. Igualmente estudios de maestría en Desarrollo Regional en la Universidad de los Andes y cursos de Ciencias Políticas en la Universidad de Minnesota - Estados Unidos.



En relación con el fallo adverso relacionado con la pertenencia de parte del mar que rodea a San Andrés, Providencia y Santa Catalina, he estado pensando sobre ¿Que es ser colombiano?

Para explicar las bases que generan la identidad de un nación Carlos Fuentes recurre a Isaiah Berlin, quien determinó que la nación se constituye a partir de las heridas que ha sufrido por si misma y por el mundo, es decir, por la conquista, la colonia, la independencia, revoluciones e imperialismos. Ello es complementado con las afirmaciones de Ernest Gellmer, quien considera a la cultura y a sus expresiones, como lo esencial en la construcción de la fortaleza de una nación.

La nación es fuerte si encarna la cultura. Es débil si sólo encarna la ideología. Hasta donde ser colombiano es más ideología que cultura?. Colombia es el resumen de lo que es la América Latina. Es un país andino, que contiene grandes zonas de pampas y llanos, es amazónica, con selvas inexploradas, diversos pisos térmicos, con territorios de fronteras que limitan con el Océano Pacífico y el Mar Caribe, ocupadas por poblaciones que socialmente han venido creando identidades sobre la dinámica que le brinda su entorno y que las determinan en su comportamiento cotidiano, en su ethos. Eso nos lleva a pensar en la existencia de grupos regionales o culturas regionales o identidades regionales. Estas identidades subnacionales han demostrado tener su vitalidad y que se trasladan hasta sus ciudades más representativas.

En sus cursos de antropología de desarrollo en la Universidad de Los Andes, el profesor Roberto Pineda Giraldo explicaba que ser colombiano y el colombianismo, eran meras intenciones nacionales en la segunda mitad del siglo XX. Intenciones que se plasmaban en la unificación nacional a nivel de lo político, económico (un solo modelo de desarrollo, moneda común, mercado integrado, un solo sistema fiscal y arancelario), religioso y cultural.

El idioma oficial, la Constitución Política, las elecciones, la moneda, el mercado, el sistema tributario, el sistema arancelario, el escudo, la bandera, el himno nacional, los partidos políticos, las batallas por la independencia y sus héroes, el presidente, el congreso, las altas cortes, las inversiones públicas en grandes proyectos (infraestructuras para el desarrollo económico), la militarización interior y de la frontera, la redistribución regional de los puestos públicos y hasta la democratización de la corrupción, hacen parte de esta estrategia.

El ser colombiano, se ha cimentado sobre una base preferentemente ideológica, que se recuerda en las plazas públicas cuando se le rinde homenaje a las gestas de la independencia y a sus héroes, en donde ello se presenta sin tener en cuenta la dimensión social y las distancias existentes entre los pobres y ricos al interior de la nación.

Como lo afirman Wilder Guerra y Justo Pérez en la revista Nordeste de la Fundación Realizar, la construcción del ciudadano colombiano, busca lo uniforme y nos ha impedido aprovechar las experiencias y la sabiduría de las culturas alternativas en el mundo campesino, indígena, raizal, en lo urbano y en la frontera. Eso nos ha llevado a desaprovechar la creatividad, reconocer y dimensionar con tolerancia a los vecinos (venezolanos) concebida como una ética y tal vez en una estética. Esto nos debe llevar a reemplazar el colombianismo (la ideología) por la colombianidad (la cultura).



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