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Mié, May

La pobreza del modelo guajiro

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cesar Arismendy Morales

Cesar Arismendy Morales

Columna: Reflexiones

e-mail: cesaridys@hotmail.com

Economista de la Universidad de los Andes y Licenciado en Ciencia Sociales de la Universidad Distrital de Bogotá. Cursó estudios de Planificación del Desarrollo Rural y Urbano en la Universidad de los Andes y en el Instituto de Estudios Sociales de La Haya Holanda. Igualmente estudios de maestría en Desarrollo Regional en la Universidad de los Andes y cursos de Ciencias Políticas en la Universidad de Minnesota - Estados Unidos.



Al iniciarse la década de los años ochenta, el desarrollo regional y el encadenamiento productivo con la explotación del gas y el carbón se diseñó a través de la formulación de estrategias para el desarrollo empresarial.

Esto ligado al recibimiento de regalías y a la participación activa en los diferentes proyectos, lo que permitiría generar nuevos empleos y desarrollo económico. En el proceso intervinieron el gobierno nacional, el Departamento y algunos grupos de poder.

La era del gas y el carbón tenía que ser aprovechada mediante la consolidación de un polo de desarrollo industrial, que le permitiera la transformación de los recursos naturales no renovables. Se propusieron proyectos industriales tales como la planta de urea y amoníaco, la planta de metanol, planta de cemento, la siderúrgica, planta de gas natural licuado, planta de coque y amoníaco, planta de fertilizantes compuestos y la planta de hidrocarburos combustible sintético.

La cercanía al mar, le permitían a la dirigencia guajira tener la iniciativa para que esos proyectos se localizaran en su territorio. Muy a pesar de que el gobierno nacional aprobó la localización del proyecto de urea y amoniaco en la población de Palomino, municipio de Dibulla, hasta la fecha nada de lo dicho, de lo concertado y aprobado como parte de la política de generación de empleo y diversificación productiva, se ha realizado.

Hoy nuestro departamento se caracteriza por ser una región minera, cuyos productos se realizan y se transforman por fuera. El gas sirve para complementar procesos productivos en el resto de la Costa Atlántica y el interior del país y el carbón se destina al mercado externo.

Esta peculiaridad identifica a La Guajira como minero - exportadora, en donde no se ha producido, ni se ha inducido una integración de este sector con el resto de la economía. En el caso del carbón de El Cerrejón, sus más importantes eslabonamientos los tiene con el mercado internacional desde donde consume los equipos de capital, los materiales y suministros de la extracción.

Este proyecto terminó siendo un enclave regional y un pésimo negocio en lo nacional. El resultado es un pobre desarrollo regional ya que la ventaja competitiva potencial para un país o una región de contar con recursos minerales, crecientemente ha pasado a ser un determinante menos importante de las posibilidades de producción y transformación. La naturaleza altamente intensiva en capital e históricamente bajo el dominio de las industrias mineras de la mayor parte de los países en desarrollo, es la causa principal del patrón prevaleciente de limitados encadenamientos de producción y consumo entre el sector minero y el resto de la economía.

No contar con una infraestructura de servicios (acueducto, alcantarillado, aseo, limpieza, energía eléctrica, comunicaciones y carreteras) competitiva y un fortalecimiento institucional regional y municipal nos limita. Las debilidades de las administraciones públicas, la incoherencia de sus instrumentos para invertir las regalías, la perversidad de sus métodos, la ineficiencia de sus decisiones y la responsabilidad prácticamente inexistente de los administradores de los recursos públicos, hacen parte de los errores del pasado que como pueblo estamos obligados a superar con las próximas elecciones regionales y en cada uno de los municipios.



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