El Prócer de la Independencia fue un estadista y militar, varias veces presidente de la República. Nació en la Villa del Rosario en Norte de Santander, el 2 de abril de 1792 y murió en Bogotá, el 6 de mayo de 1840.
Francisco José de Paula Santander y Omaña era hijo de Juan Agustín Santander Colmenares y de su tercera esposa, Manuela Antonia de Omaña y Rodríguez. Don Juan Agustín había sido gobernador de la Provincia de San Faustino de los Ríos y cultivador de cacao en sus posesiones rurales, producto éste que por entonces constituía el segundo renglón de exportación de la Nueva Granada, después del oro.
Causa independentista
La vida del joven Santander empezó una fulgurante carrera militar que lo llevó al generalato de división a los 27 años. En nueve años escaló todas las posiciones castrenses: en mayo 25 de 1812 era teniente; el 1 de junio, capitán, al lado de los federalistas; cuando éstos trataron de tomarse la capital del antiguo virreinato, fortín de los centralistas, fue prisionero por éstos después de recibir dos heridas en la acción. En enero de 1813, en un canje de prisioneros, resultó favorecido y al llegar a Tunja, el 10 de febrero de aquel año, asumió el grado de sargento mayor, con el cual empezó a luchar por la independencia de Venezuela, destacándose por su bizarría y buen comportamiento.
El 12 de agosto de 1818 fue ascendido a general de brigada de los ejércitos de Venezuela y escogido para reorganizar las fuerzas revolucionarias dispersas y anarquizadas del Casanare. Fue desde este destino que en la mente del joven granadino se fraguó la idea de invadir la Nueva Granada, limpiarla de españoles y luego retornar con el ejército triunfante a Venezuela.
Vicepresidente de La Gran Colombia
La labor del general Santander después de la batalla de Boyacá, como vicepresidente de Cundinamarca primero, y luego de Colombia (incluidas Venezuela y Ecuador), fue inconmensurable, mucho más tratándose de un joven general de 27 años, novel e inexperto en el manejo de los asuntos públicos, pero que gracias a sus aprovechamientos jurídicos en su época de colegial supo dirigir con acierto y con brío el naciente Estado. Ha sido lugar común en los escritores políticos enemigos de Santander el reprocharle, a título de baldón, la ejecución de los 38 prisioneros realistas capturados después de la jornada de Boyacá.
Se le implicó en la conspiración septembrina de 1828. Le siguieron un juicio, que constituyó el paradigma de la violación al debido proceso, modelo de alteración o de desaparición de pruebas, y se le sentenció a muerte. Gracias a las gestiones de los granadinos y de la jerarquía eclesiástica, esta pena le fue conmutada por prisión y destierro. Santander se exilió en Europa y Norteamérica, donde gozó del reconocimiento y admiración de sus estadistas y de sus prohombres.
Presidencia
Del destierro volvió mucho más engrandecido de lo que había partido; fue restablecido en sus grados y honores militares, de los cuales lo despojaron Bolívar y sus seguidores en 1828. Fue tal la simpatía y reconocimiento que Santander inspiró en los granadinos, que en 1832 fue elegido presidente de la República de la Nueva Granada. Con el mismo espíritu liberal progresista que siempre lo caracterizó, continuó la era de reformas que iniciara en 1819, hasta 1837 cuando entregó el mando a José Ignacio de Márquez, por ministerio de la ley, gloria a mi patria y al sistema constitucional.
Francisco José de Paula Santander Omaña murió en Bogotá, el 6 de mayo de 1840.