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Jue, Abr

Un aumento peligroso

Editorial
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La crisis económica y las restricciones para viajar por la Covid-19 pueden exponer a migrantes y refugiados a mayores abusos y hacerles caer en situaciones de casi esclavitud, como la trata de personas, una práctica que puede incrementarse peligrosamente en estos tiempos tan difíciles.

 


La ONU ha alertado sobre esta situación ya que las consecuencias económicas de la pandemia pueden conducir a un aumento de la trata de personas y el tráfico de migrantes desde los países más afectados hasta los destinos más ricos.

La trata de personas, comercio de personas o tráfico de personas es el comercio ilegal de seres humanos con propósitos de esclavitud laboral, mental, reproductiva, explotación sexual, trabajos forzados, extracción de órganos, o cualquier forma moderna de esclavitud contra la voluntad y el bienestar del ser humano; es un delito internacional de lesa humanidad y viola los derechos humanos de la persona. También, se lo denomina la esclavitud del siglo XXI. La inmigración irregular es el movimiento migratorio de personas a través de las fronteras sin atender los requerimientos legales del país de destino y en ocasiones también del país de procedencia. El tráfico ilícito de migrantes es verdaderamente una preocupación global, pues afecta a un gran número de países del mundo que son puntos de origen, tránsito o destino. Los delincuentes lucran con el tráfico ilícito de migrantes a través de fronteras y entre continentes.

Lo más triste es que las restricciones a los viajes no están deteniendo el movimiento de personas que huyen de conflictos, de la violación de derechos humanos y de peores condiciones de vida y se debe analizar con responsabilidades todos los posibles escenarios de cómo la crisis por el coronavirus puede afectar a medio plazo a la trata y al tráfico de seres humanos.

La trata es un delito que consiste en captar y retener a una persona mediante la fuerza o la coerción, con el fin de explotarla sexual o laboralmente y si bien la forma más conocida es la explotación sexual, otras víctimas sufren condiciones de esclavitud en tareas domésticas, la agricultura o, incluso, son obligadas a practicar la mendicidad infantil o sometidas a matrimonios forzosos.

El flujo a lo largo de la ruta migratoria del Mediterráneo oriental disminuyó en las últimas semanas, debido, probablemente, a las medidas impuestas por los Estados para limitar los viajes y el movimiento; sin embargo, estas medidas pueden impulsar a medio plazo un incremento de la trata y el tráfico de personas porque las formas lícitas de viajar son aún más limitadas y a muchos no les queda otra opción que recurrir a redes ilegales. Los cierres y las restricciones también resultan a menudo en rutas y condiciones más arriesgadas, así como en precios más altos, exponiendo a los migrantes y refugiados a mayores abusos y explotación.

Esta situación también puede afectar la migración de América Central o Venezuela a Estados Unidos basados en evaluaciones en situaciones parecidas en el pasado, como los años posteriores a la crisis de 2008; en un contexto de restricciones por la Covid-19 aumentando la vulnerabilidad al abuso y la trata puede afectar también a las personas que huyen de las altas tasas de violencia en el ‘Triángulo del Norte’ de Centroamérica y de la crisis en Venezuela. Con menos opciones para moverse, la desesperación puede conducir al abuso y la explotación, así como a la necesidad de usar más costosas y arriesgadas formas de tráfico.


Es probable que la recesión económica mundial, que conlleva un fuerte aumento en las tasas de desempleo, aumente la trata transfronteriza de personas”, agrega el informe; en el periodo 2007-2010 se pudo observar también esa tendencia, cuando víctimas de trata de países particularmente afectados por altas tasas de desempleo prolongado se detectaron cada vez más en países con una recuperación más rápida.



El aumento de la pobreza debido a la pandemia en muchos países puede llevar a que muchas más personas caigan en redes de trata, creando otro impacto económico negativo de la pandemia que puede mitigarse mediante inversiones para facilitar la recuperación y proporcionando vías legales y seguras para refugiados y migrantes.



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