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Vie, Jul

Cónclave 2025

Humo negro sale de la chimenea de la Capilla Sixtina el primer día del cónclave para elegir al nuevo Papa en la Ciudad del Vaticano. EFE/EPA/Ettore Ferrari

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Los 133 cardenales electores no han elegido aún al nuevo Papa. Ningún candidato alcanzó los 89 votos necesarios. Se prevén cuatro votaciones más para este jueves.

La primera fumata del cónclave de este martes fue negra, lo que indica que en la primera votación no se eligió Papa. La fumata negra apareció poco después de las 21:00 (hora de Roma), confirmando que ningún candidato alcanzó los 89 votos necesarios de los 133 cardenales electores.

Hoy, el proceso habitual contempla hasta cuatro votaciones diarias: dos por la mañana y dos por la tarde. Si ninguna votación es concluyente, se queman juntas las papeletas de ambas sesiones y la fumata suele verse cerca del mediodía y al anochecer. Si el Papa es elegido en la primera votación de la mañana, el humo blanco aparecerá poco después de las 10:30; si es por la tarde, será tras las 17:30.

Por tanto, los fieles pueden esperar hasta cuatro posibles fumatas cada día hasta que haya humo blanco y se anuncie al nuevo pontífice.

Este jueves, los cardenales electores se reunirán antes de las 8:00 de la mañana en el Palacio Apostólico, para celebrar la Santa Misa y las Laudes en la Capilla Paulina. Luego se retirarán a la Capilla Sixtina a las 9:15 para recitar la Ora Media y luego procederán a la votación.

Almuerzo sobre las 12:30 en Santa Marta, salida a las 15:45 hacia el Palacio Apostólico, luego a las 16:30 retiro en la Capilla Sixtina con dos votaciones más y al final (sobre las 19:30) celebración de las Vísperas.


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La larga espera de la primera 
‘fumata’ negra

La plaza de San Pedro del Vaticano y sus aledaños se abarrotaron con unas 30.000 personas que no apartaron su mirada de la pequeña chimenea colocada en lo alto de la Capilla Sixtina, ampliada en las pantallas a los pies de la basílica.

En el interior de esa capilla, con el Juicio Final de Miguel Ángel y las pinturas de otros maestros de la historia como únicos testigos, 133 cardenales de todo el mundo se reunían, aislados del mundo exterior, para elegir un nuevo líder de la iglesia católica.

 

Los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro observan cómo sale humo negro de la chimenea de la Capilla Sixtina el primer día del cónclave para elegir al nuevo papa en la Ciudad del Vaticano. EFE/EPA/Angelo Carconi
Los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro observan cómo sale humo negro de la chimenea de la Capilla Sixtina el primer día del cónclave para elegir al nuevo papa en la Ciudad del Vaticano. EFE/EPA/Angelo Carconi







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El nombre 
del Pontífice

Tras la elección al solio de Pedro, la sustitución del nombre bautismal por el pontifical se ha convertido, a lo largo de los siglos, en una costumbre milenaria profundamente arraigada en la historia de la Iglesia que está ligada a los orígenes del cristianismo: fue Jesús quien cambió el nombre del apóstol Simón por el de Pedro, el primer Pontífice.

La elección del Papa tiene su vía principal en el Cónclave. Dos preguntas, después de una votación válida, preceden a la vestimenta papal del nuevo obispo de Roma por primera vez: Acceptasne electionem de te canonice factam in Summum Pontificem? ¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice? ¿Quo nomine vis vocari? (¿Cómo queréis que os llamen?) Si se acepta la elección.




Cuatro votaciones en los tres primeros días

El nuevo pontífice deberá reunir al menos 89 votos, dos tercios de los 133 electores totales que proceden de 70 países en el cónclave más numeroso, internacional y heterogéneo de la historia.

La normativa establece que en los tres primeros días se celebren dos votaciones por la mañana y dos por la tarde.

Si tras esos tres días ninguno ha alcanzado los votos necesarios, se procederá a una jornada de reflexión y plegarias en la que no se votará, que sería el próximo domingo. Después volverán a celebrarse tres tandas de siete votaciones, con sus respectivas pausas.

Tras esas votaciones negativas, el nuevo Pontífice se elegirá entre los dos más votados, pero siempre deberá lograr la mayoría absoluta de los votos.





‘La Sala de las Lágrimas’, donde el cardenal se convierte en Papa

En la pared del Juicio Final de la Capilla Sixtina, a los lados del altar, hay dos puertas cerradas de pequeño tamaño. La de la izquierda conduce a la llamada “sala del llanto”. Justo después de la elección, el Papa recién elegido entra en este lugar para cambiarse de ropa y recogerse en oración durante algunos minutos. Monseñor Marco Agostini, ceremoniero pontificio, explica: allí, el Papa toma conciencia de lo que ha llegado a ser, de lo que es a partir de ese momento.

Esta una sala muy pequeña, incluso angosta, compuesta por dos escaleras —una que sube y otra que baja— y una ventana. En ese lugar donde el Papa se cambia de vestidura.

Lo que ocurre allí es importante desde el punto de vista simbólico. En ese momento, el Pontífice toma conciencia de lo que ha llegado a ser, de lo que es a partir de ese instante. El cambio de vestidura expresa el profundo cambio en su existencia. En ese lugar, comprende que el oficio es más grande que la persona

 



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