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Vie, Dic

Expríncipe Andrés pierde otro privilegio antes de fin de año

Internacional
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El hermano del rey Carlos III afronta un nuevo revés en medio de sus problemas legales y reputacionales, al verse obligado a entregar su licencia de armas antes de que termine 2025.

El cierre del año no trae alivio para el expríncipe Andrés de York. A pocos días de terminar 2025, el hijo menor de la reina Isabel II enfrenta una nueva pérdida simbólica y legal que profundiza su alejamiento de los privilegios que durante décadas acompañaron su posición dentro de la familia real británica.

Las autoridades del Reino Unido confirmaron que Andrés deberá entregar su licencia de armas, un permiso reservado únicamente para quienes cumplen estrictos requisitos de seguridad, confianza pública y estabilidad legal.

La decisión se adopta tras una evaluación oficial de su situación actual.

Este nuevo episodio se suma a una serie de restricciones que, en los últimos años, han marcado el progresivo retiro del expríncipe de la vida institucional y de los círculos de poder que alguna vez lo rodearon.

 
Decisión oficial y pérdida de confianza

Según los organismos competentes, la revocatoria del permiso responde a criterios de seguridad y a la necesidad de preservar estándares elevados para el uso y tenencia de armas de fuego en el país.

La condición pública de Andrés y los procesos que lo han rodeado influyeron de manera directa en la determinación.

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Aunque la medida no implica cargos penales adicionales, sí representa un golpe reputacional significativo, al tratarse de un privilegio asociado históricamente a figuras de alto rango dentro de la monarquía y las fuerzas armadas.

Para analistas británicos, esta decisión confirma que el trato hacia el expríncipe continúa endureciéndose, en línea con el distanciamiento que la Casa Real ha marcado para proteger la imagen de la Corona.

 
Un año marcado por restricciones

La pérdida de la licencia de armas se suma a otras limitaciones que Andrés ha afrontado en los últimos años, entre ellas la exclusión de actos oficiales, la retirada de títulos honoríficos y la reducción de su presencia en propiedades reales.

En 2025, el panorama no mostró señales de mejora. Por el contrario, cada decisión institucional ha reforzado la idea de que el expríncipe ya no goza de la confianza ni del respaldo que una vez lo ubicaron en el centro del engranaje monárquico.

Con este nuevo revés, el expríncipe Andrés cierra el año acumulando más restricciones que reconocimientos, en un contexto donde la monarquía británica busca enviar un mensaje claro de responsabilidad, transparencia y distanciamiento frente a las controversias que han rodeado a uno de sus miembros más cuestionados.