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Jue, Abr

La voz de las mujeres

Columnas de Opinión
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Por: Cecilia López Montaño

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En medio de esta pandemia el mundo y el país tienen que escuchar las voces de las mujeres, porque esto no está sucediendo en la dimensión que corresponde. Muchos de los análisis inclusive convocados por mueres, solo convocan hombres evitando así la posibilidad de que se conozca la vida durante la pandemia, precisamente de las mujeres. Las razones son muchas que se adicionan a las de siempre; la indiferencia del mundo y de este país ante la inmensa brecha de género que sigue siendo una dolorosa realidad.

Las mujeres en medio del Covid-19 se enfrentan a una compleja realidad. Por un lado, sufren en mayor proporción los costos de la crisis económica que les ha afectado desproporcionalmente. Para la muestra un botón, el desempleo en Colombia que ha llegado a niveles inesperados en los escenarios más pesimistas, las mujeres tienen un nivel que supera con creces el de los hombres, 18,4% frente a 11,9%. Entre la población inactiva, el número de amas de casa aumentó un 25%, es decir, es el reflejo de que a la hora de despedir a los trabajadores, privilegiaron precisamente a las mujeres quienes, ante la imposibilidad de salir a buscar trabajo se declararon nuevamente amas de casa.

La OIT ha denunciado el costo inmenso que están sufriendo las empleadas de servicio doméstico, realidad que también se vive en Colombia como denunciaron algunos medios: ante el confinamiento las despidieron de sus trabajos o las en encerraron como esclavas, especialmente en sectores de ingresos altos. Pero, además, el 70% del personal de la salud está compuesto en el mundo y en América Latina por mujeres, y ya es conocido su bajo nivel de remuneración, su poca participación en los niveles de decisión, además de las agresiones que están recibiendo en medio de la pandemia, médicos y enfermeras. Esto lo afirma ONU mujeres.

Adicionalmente, la teleeducación y el mayor trabajo dentro del hogar le han caído desmesuradamente a las mujeres especialmente aquellas que además tienen teletrabajo. Están agotadas, especialmente en los sectores de clase media, donde se juntan todas estas demandas. Para ellas, que sufrían pobreza de tiempo como todas las mujeres del mundo especialmente las pobres, vulnerables y clases medias, ahora sí perdieron cualquier posibilidad de tener el descanso que se merecen y un mínimo de tiempo para el ocio.

La otra cara, esta sí positiva, es que el cuidado, esa actividad, especialmente la que se realiza dentro del hogar sin remuneración, además del otro cuidado mal pagado aquí y en el mundo, por fin se reconoce como la actividad fundamental en medio de esta pandemia. Si no fuera por ese cuidado que los economistas de la corriente actual se niegan a reconocer, las consecuencias de la pandemia serían todavía peores. El reto entonces es aprovechar esta oportunidad para que estas actividades, especialmente las no remuneradas que ya se midieron y vale en Colombia y en otros países latinoamericanos, entre el 19 y el 20% del PIB, se reconozcan como el nuevo sector productivo que dinamizará la economía después de la pandemia.  Y de esta manera se logre reconocer el inmenso aporte de las mujeres al mundo.

Estas realidades y muchas más que no se han mencionado, ameritan escuchar a las mujeres porque quienes toman las decisiones, mayoritariamente hombres, desconocen o subestiman lo que están viviendo las mujeres en medio de la crisis del Covid-19. 



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