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Jue, Mar

Segundo Día de la Novena a la Virgen de la Medalla Milagrosa

Entretenimiento
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Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.


Oración para todos los días

Virgen y Madre Inmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que viene a ti, lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección y a darte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa.
Creo y espero en tu Medalla, Madre mía del Cielo, y la amo con todo mi corazón, y tengo la plena seguridad de que no me veré desatendido. Amén.

Lectura bíblica del segundo día: Lucas 1, 30-38
Meditación: María creyó en su Hijo, Jesús, en todo momento, aún crucificado y muerto. Cree en Dios, en el amor de Dios, y cree cuando las cosas te salgan bien y cuando te salgan mal. Que nada te haga dudar del amor de Dios.

Profundización

En su primera aparición, la Virgen Milagrosa enseñó a Santa Catalina la manera como había de portarse en las penas y tribulaciones que se avecinaban.
"Ven al pie de este altar –le decía la celestial Señora-, aquí se distribuirán las gracias sobre cuantas personas las pidan con confianza y fervor, sobre grandes y pequeños."
Que la Virgen de la santa medalla y Jesús del sagrario sean siempre luz, fortaleza y guía de nuestra vida.

Súplica a Nuestra Señora

Oh, Inmaculada Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, al contemplarte de brazos abiertos esparciendo gracias sobre aquellos que te las piden, llenos de la más viva confianza en tu poderosa y segura intercesión, innumerables veces manifestada por la Medalla Milagrosa, aún reconociendo nuestra indignidad por causa de nuestras numerosas culpas, osamos acercamos a tus pies para exponeros durante esta novena nuestras más apremiantes necesidades ... (SE PIDE LA GRACIA). Escucha, pues, ¡Oh Virgen de la Medalla Milagrosa!, este favor que confiados te solicitamos para mayor gloria de Dios, engrandecimiento de tu nombre y bien de nuestras almas. Y para mejor servir a tu Divino Hijo, inspíranos un profundo odio al pecado y danos el coraje de afirmarnos siempre verdaderamente cristianos. Así sea.

Santísima Virgen, yo creo y confieso tu santa Inmaculada Concepción, pura y sin mancha. ¡Oh, purísima Virgen María!, por tu Concepción Inmaculada y gloriosa prerrogativa de Madre de Dios, alcánzame de tu amado Hijo la humildad, la caridad, la obediencia, la castidad, la santa pureza de corazón de cuerpo y espíritu, la perseverancia en la práctica del bien, una buena vida y una santa muerte. Así sea.
Se rezan tres veces el Padre Nuestro, el Ave María, el Gloria y la jaculatoria: Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti.

Acto de Consagración a la Virgen de la Medalla Milagrosa

¡Oh, Virgen Madre de Dios, María Inmaculada!, nosotros te ofrecemos y consagramos, bajo el título de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestra alma y todos nuestros bienes espirituales y temporales. Haz que esta Medalla sea para cada uno de nosotros una señal cierta de tu afecto y un recuerdo imperecedero de nuestros deberes hacia ti. Y que al llevar tu Medalla nos guíe siempre tu amable protección y nos conserve en la gracia de tu divino Hijo. ¡Oh, poderosísima Virgen, Madre de nuestro Salvador!, consérvanos unidos a ti en todos los momentos de nuestra vida. Alcánzanos a todos nosotros, tus hijos, la gracia de una buena muerte, a fin de que, juntos contigo, podamos gozar un día de la celeste beatitud. Amén.

Oración final

Oh, María, sin pecado concebida,
ruega por nosotros que recurrimos a ti.
¡Bendita tú entre todas las mujeres!
¡Bienaventurada tú que has creído!
tu corazón fue traspasado
junto con el corazón de tu Hijo
y ahora no cesas de interceder por nosotros.
Te consagramos nuestras fuerzas
y disponibilidad para estar
al servicio de la evangelización.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


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