El gesto del ciclista colombiano fue apoyado por muchos de sus seguidores, interpretándolo como un acto de fé, pero las reglas de la carrera sancionan este tipo de conductas con penalizaciones económicas.
La edición 108 del Giro de Italia, en su última etapa pasó por los jardines del Vaticano y varios ciclistas aprovecharon para recibir la bendición del recién electo sumo pontífice.
El ciclista colombiano Nairo Quintana, integrante del Movistar Team, fue uno de los protagonistas destacados en la edición 108 del Giro de Italia, que coronó al británico Simon Yates, del UAE Team Emirates, como campeón.
Durante la etapa 21, celebrada el domingo 1 de junio, Quintana rompió el protocolo establecido para la salida de la etapa que se inició en el Vaticano. Antes de iniciar la competición, el papa León XIV pronunció un discurso y bendijo la prueba.
Sin embargo, justo al comenzar el recorrido, Quintana interrumpió su marcha para acercarse al papa e intercambiar unas palabras.
“Tenía la mayor ilusión de saludarlo y de estrecharle la mano.
Era un momento especial y lo aproveché.
Le dije lo orgullosos que nos sentimos los católicos y los latinos que nos representara y le dije que Dios le diera sabiduría”. Expresó Quintana ante la prensa luego de su actuar.
No obstante, según las reglas del Giro de Italia, se estipula que cualquier ciclista que no cumpla con las instrucciones de la organización o las determinaciones de los comisarios podría enfrentar una penalización económica.
Esta sanción podría oscilar entre los cien y quinientos francos suizos.
Con esta acción, Nairo ha provocado un debate sobre la interpretación de las normas en situaciones excepcionales, reflejando una vez más su presencia carismática tanto dentro como fuera de las pistas.
La decisión final sobre una posible sanción está aún pendiente pero el ‘pedalista’ colombiano aseguró que lo asumirá si lo consideran una mala acción.
