01
Mié, May

El turismo de naturaleza

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Cesar Arismendy Morales

Cesar Arismendy Morales

Columna: Reflexiones

e-mail: cesaridys@hotmail.com

Economista de la Universidad de los Andes y Licenciado en Ciencia Sociales de la Universidad Distrital de Bogotá. Cursó estudios de Planificación del Desarrollo Rural y Urbano en la Universidad de los Andes y en el Instituto de Estudios Sociales de La Haya Holanda. Igualmente estudios de maestría en Desarrollo Regional en la Universidad de los Andes y cursos de Ciencias Políticas en la Universidad de Minnesota - Estados Unidos.



Hace dos años las playas de Mayapo eran vírgenes. Lo natural y la belleza del paisaje afloraban junto al hermoso espejo de agua almacenado en la Laguna Buenavista. La pavimentación de la carretera que de Riohacha conduce al Pájaro, facilitó el acceso masivo de bañistas. Durante el último año se llenaron de kioscos que obran de restaurantes para ofrecerles al turista el disfrute de sol y playa.

Hoy estamos heredando el desorden existente, que tiene como una de sus consecuencias la bundante cantidad de basuras que vemos tiradas por cualquier parte.

En el Cabo de La Vela pasó lo mismo. Si el turismo que practicamos en La Guajira, no es una actividad ambientalmente sostenible, ¿Porque en el plan de desarrollo departamental y en algunos de los municipios de La Guajira se insiste en avanzar en una estrategia de promoción de las actividades ecoturistas? ¿Desde las prácticas ecoturísticas se puede preservar y conservar los recursos y los paisajes naturales? Las experiencias del Cabo de La Vela y de Mayapo nos están revelando serias dudas sobre los impactos del turismo como una actividad sostenible. Esas mismas dudas las tienen los ambientalistas internacionales, cuando los gobiernos promocionan el turismo en parques naturales, territorios con reservas ambientales y con ecosistema frágiles.

Sobre la conveniencia del ecoturismo existen criterios encontrados. La Red Tercermundista, teme que si diferentes sectores de la población se volvieran ecoturistas, entonces un número indiscriminado de viajeros invadirían pueblos y áreas protegidas en vez de quedarse en los centros turísticos tradicionales, lo que generaría un alto deterioro de los sistemas naturales que se pretenden proteger y conservar. Muy a pesar de que comparte estas críticas, la Fundación Vida Silvestre considera que el ecoturismo como disfrute de la naturaleza y la vida salvaje, si cuenta con el potencial para apoyar la conservación y contribuir al desarrollo económico de las comunidades locales. El secreto está en que dichas actividades deben ser planificadas, ordenadas y no se pueden ofrecer de manera masiva e indiscriminada.

Es decir, deben ser actividades responsables. El ecoturismo presenta un mercado en expansión a nivel mundial. Por lo menos US$ 40 mil millones cada año son gastados por los viajeros que buscan tener experiencias memorables al hacer contacto con el medio natural. El Instituto de Recursos Mundiales encontró que el turismo global tiene un crecimiento anual del 4 %, mientras que el turismo de naturaleza crece anualmente entre el 10% y el 25%. El Ministerio de Comercio Industria y Turismo de Colombia, en la guía de turismo de naturaleza con la cual se promociona el país a nivel internacional, incluyó a La Guajira como destino ecoturístico. En estas circunstancias, ¿Qué podemos hacer desde La Guajira para no seguir repitiendo las experiencias del Cabo de La Vela y Mayapo? La respuesta se encuentra en que se requiere institucionalidad y autoridad para generar consensos sobre normas y reglamentos que nos permitan ordenar y planificar los sitios de interés ecoturísticos con responsabilidad, estableciendo alianzas entre los municipios y la autoridad ambiental.

Igualmente fomentar acuerdos entre las entidades públicas y privadas para la conservación del patrimonio ambiental. En la Guajira, la baja educación ambiental de los ciudadanos y la falta de normas sobre el uso de los servicios de la naturaleza han venido propiciando que diferentes sitios con potencialidades ecoturísticas hoy se encuentren en crisis. Me refiero a la Laguna Salada, el Valle de Los Cangrejos, las riberas de Río Caña, el Pozo Paladines, el Salto de La Junta y hasta el propio balneario de El Silencio. Los paseos de ollas y las hogueras están acabando con el poco recurso natural existente.



Ingreso de Usuarios