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Jue, Mar

El Imperio del Capital

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Illidge Gomez

José Illidge Gomez

Columnista Invitado

 



Los últimos acontecimientos que estremecen al país son una clara muestra del fracaso del sistema capitalista neo liberal que nos gobierna desde hace más de una década, iniciándose en firme con el gobierno del Dr. Cesar Gaviria Trujillo, implementó en el país el proceso de apertura económica a la globalización de mercado sin tener ni de lejos unas condiciones mínimas para enfrentar el reto que ello significó, error que reprodujimos como fiel copia de su original a la firma de los tratados de libre comercio con naciones económicamente más sólidas y mejor estructuradas como los EU y La Unión Europea.

Los países asiáticos que hoy comienzan apenas a inundar nuestros mercados con sus excedentes de producción a muy bajos costos y por ende, a muy bajos precios, lo que golpea letalmente a nuestros productores sobre todo en el renglón agropecuario, provocando una verdadera crisis de alarmantes connotaciones que llevaron a nuestros campesinos a salir a protestar por las vías de hecho ya que en las de derecho no son reconocidos siquiera como interlocutores válidos por nuestros gobernantes.

La crisis en muchos puntos del país, el cierre de vías cuasi generalizado, el cese de actividades de los transportadores de carga, la protesta del sector educativo, del sector salud y de muchos otros sectores económicos y sociales del pueblo colombiano, le está gritando a la cara al gobierno que su modelo económico es un fracaso, que el imperio de los grandes intereses económicos está afectando a todo el país, que el favorecimiento desmedido a los grandes grupos económicos que manejan los precios de insumos, de medicamentos, de combustibles, de maquinarias, equipos y repuestos es un atentado contra el trabajador y productor raso.

Pero es evidente que las condiciones eminentemente favorables al gran capital contempladas en los TLCs están acabando con la mediana y pequeña industria nacional, que el habernos convertido en un mercado ampliado de las grandes potencias comerciales nos está llevando al hambre y a la miseria, que el sometimiento del estado a las voraces exigencias del capital privado está llevando al país al borde del caos total aun cuando nuestro flamante presidente aun no entiende que su locomotora no es de la prosperidad, no puede serlo cuando sus vagones transportan la desesperación, la angustia, el hambre y la miseria del pueblo colombiano, mientras las locomotoras mineras arrastran las riquezas naturales del país hasta allende los mares, donde se refugian los grandes capitales que mueven las transnacionales explotadoras de nuestras riquezas atropellando nuestros derechos a una vida digna, a un desarrollo integral coherente con nuestras potencialidades económicas, a disfrutar de lo nuestro y no solo a ver pasar ante nuestras frustradas esperanzas la decepción de entregarlo todo a cambio de migajas.

Es hora de comenzar a entender que ya esto no va más, que es tiempo de cambio, que el hambre no es buena consejera y las necesidades básicas insatisfechas son un excelente caldo de cultivo para la delincuencia, la corrupción y el desangre social del pueblo colombiano, ahora que se avecina una nueva oportunidad de apostarle al cambio verdadero, debemos aplicar una decisiva sanción social a todos aquellos que han estado ligados al descalabre socio económico que nos afecta , apostémosle a nuevas opciones que nos puedan llevar por verdaderos senderos de transparencia y honestidad, y digámosle NO a aquellos que hoy regresan con sus cantos de sirena a engañar y a envilecer esta nueva ocasión de corregir los errores cometidos.



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