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Dom, May

Conversando con mi Gobernador

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cesar Arismendy Morales

Cesar Arismendy Morales

Columna: Reflexiones

e-mail: cesaridys@hotmail.com

Economista de la Universidad de los Andes y Licenciado en Ciencia Sociales de la Universidad Distrital de Bogotá. Cursó estudios de Planificación del Desarrollo Rural y Urbano en la Universidad de los Andes y en el Instituto de Estudios Sociales de La Haya Holanda. Igualmente estudios de maestría en Desarrollo Regional en la Universidad de los Andes y cursos de Ciencias Políticas en la Universidad de Minnesota - Estados Unidos.



Debo confesarle que del gobierno dirigido por usted me gustan los programas “La Revolución del Empleo” como oferta de emprendimientos y “Guajira sin Jamushiri”. Siempre he dicho que son dos nuevas políticas públicas que han innovado la forma de hacer gestión regional para atacar dos viejos problemas: la falta de ingresos y la desnutrición.

Me gustan, porque hacen parte de los instrumentos del sistema de protección social, para disminuir los efectos de la pobreza y la miseria, reflejada en la privación extrema de bienestar y que afectan a 28 mil hogares.

Es por ello, que me ha preocupado sus recientes declaraciones de prensa en torno de los precarios resultados hasta ahora alcanzados y que fueron mostrados en el pasado Consejo Regional de Política Social. Se ha evidenciado que a usted “se le voló la piedra” al ver las estadísticas que presentó la Secretaría de Salud Departamental. Públicamente amenazó con cerrar o acabar los programas, si rápidamente no obtienen los resultados que de ellos se esperan.

Entiendo sus preocupaciones al darse cuenta que los niños se siguen muriendo por desnutrición en los hospitales públicos; que no vamos bien en las metas de vacunación, que las personas afiliadas al régimen subsidiado se están muriendo por falta de atención oportuna y por las fallas en los trabajos de promoción y prevención.

Con su reacción, propia del ejercicio de la autoridad, no le hacemos un bien a La Guajira, sino que estamos agudizando el problema. Gobernador, su reacción no ha sido inteligente, reconozcamos que fue instintiva. La reacción de un gobernante responsable y serio con las iniciativas que pone en marcha, es preguntarse el por que a dos años de iniciados los programas se dan esos resultados.

Como me gustan sus programas y dado que participé en los enunciados técnicos con que se articularon al Plan de Desarrollo Departamental, es de mí responsabilidad darle algunas pistas de las causas que nos llevan al estado de insatisfacción.

En primer lugar, es necesario entender que la pobreza es un fenómeno multidimensional que agrupa las diferentes facetas del desarrollo humano. Para combatirla, las políticas públicas deben ser integrales, comprehensivas y de largo plazo. Es decir, para combatir la pobreza a usted no lo están acompañando los que deben estar en la foto.

En segundo lugar, usted debe aceptar y actuar con la convicción de que el gasto público debe hacerse con fines sociales. En estos programas, algunos actores lo asumen como gastos con fines políticos. Profundo error.

Esta última causa, le genera serios factores de ineficacia e imperfección al modelo de gestión y al esquema de financiación. Ello nos trae como consecuencia que los programas tengan problemas de focalización, entendidos como la falta de capacidad de dirigir el gasto hacia quienes mas lo necesitan, de manera que se puedan maximizar los impactos por cada peso gastado.

En el caso de “Guajira sin Jamushiri” no se trata de repartir alimentos. Este programa no debe interpretarse como una brigada de salud o la distribución de mercados para adscribir electores durante los periodos de inundaciones, emergencias y elecciones.

Se trata de una propuesta muy seria que usted le hizo a La Guajira, que parte de reconocer que la pobreza tiene múltiples dimensiones, que no sólo abarca la falta de ingresos sino también la exclusión del acceso a los derechos sociales, lo que significa pasar del círculo vicioso de la pobreza al círculo virtuoso del desarrollo sin inequidades.



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