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Lun, May

Política y criminalidad

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cesar Arismendy Morales

Cesar Arismendy Morales

Columna: Reflexiones

e-mail: cesaridys@hotmail.com

Economista de la Universidad de los Andes y Licenciado en Ciencia Sociales de la Universidad Distrital de Bogotá. Cursó estudios de Planificación del Desarrollo Rural y Urbano en la Universidad de los Andes y en el Instituto de Estudios Sociales de La Haya Holanda. Igualmente estudios de maestría en Desarrollo Regional en la Universidad de los Andes y cursos de Ciencias Políticas en la Universidad de Minnesota - Estados Unidos.



En el Departamento de La Guajira y muy especialmente en nuestro Municipio de Riohacha, la administración pública mantiene a su interior una contradicción, que por muchos años ha venido generando una profunda crisis en la aplicación de políticas públicas y una alta frustración ciudadana en torno de lo que es y ha sido su papel en la conformación del poder político.

Todo se origina en que el acceso a las posiciones de alta dirección de los asuntos del gobierno se realiza a través del ejercicio de la política (elecciones), pero cuando se está en función y ejecución de lo que son los asuntos públicos desde la gobernación y alcaldías, los funcionarios abandonan totalmente el interés fundamental por la implementación de políticas públicas para mejorar las condiciones de vida de la población.

El funcionario que accede a posiciones de dirección no pasa mucho tiempo en el cargo, cuando su interés general demostrado en la campaña electoral, se ve reemplazado por el único y exclusivo interés en la contratación pública.

Ese cambio de frente que ya es tradicional, ha permitido la acumulación de un superávit de problemas sociales no atendidos con oportunidad y un déficit de decisiones para resolverlos. En síntesis, nuestros gobernantes no son arriesgados, osados e innovadores para resolver los problemas colectivos, pero si lo son para resolver sus problemas particulares a través de la asignación de contratos. En ellos no existe una frontera entre el ejercicio de la política y la criminalidad

El incremento del numero de homicidios en nuestra ciudades, las deficiencias en el saneamiento básico de las cabeceras municipales, las permanentes interrupciones del servicio de energía eléctrica, la muerte de cientos de niños por desnutrición, el incremento del índice de analfabetismo, el incremento de la informalidad, los problemas de la educación contratada, la baja oportunidad en la prestación de los servicios de salud, los problemas del ordenamiento territorial y la tugurización de nuestro espacio reflejan que en el departamento y municipios no se están procesando adecuadamente los problemas, manifestándose directamente en un déficit de decisiones para intervenirlos.

Estamos justo a 12 meses de las elecciones territoriales para conformar de nuevo el poder político territorial por cuatro años de nuestras vidas. Por estos días percibo que en Riohacha diferentes círculos en público y en privado se cuestionan el papel que como sociedad estamos jugando en la elección de las autoridades de nivel regional y local. Para una gran parte de la población local, las elecciones son trampas para idiotas por la imposibilidad que tenemos los riohacheros de seleccionar de manera colectiva a gobernantes concentrados y dedicados en su trabajo, que gestionen oportunidades, servicios, seguridad, desarrollo económico y social para todos. Funcionarios que generen valor agregado. Se afirma que nuestro voto no ha sido inteligente.

En Riohacha se requiere que repensemos nuestro futuro, ya que el pasado no nos ayuda. Recientemente asistí a un taller comunitario sobre ordenamiento territorial y en la reflexión, la gente ve la ciudad, evalúa la institucionalidad, lo que hacen nuestras autoridades y concluyen que si desparecieran no pasaría nada. Esto es demasiado grave. Para muchos sectores la institucionalidad local no se necesita, no le generan valor a la ciudad.

Por lo tanto, no debería existir. Lo he venido escuchando en el mercado, en el parque, en mi barrio, en mi grupo de ciclismo. Ahora es necesario que todos reflexionemos sobre las razones que existen para pensar que en Riohacha las elecciones son trampas para idiotas, lo que implica pasar de la elección del funcionario líder en contratación a un funcionario líder en soluciones sociales, que genere superávit de gestión reguladas por políticas públicas consistentes.



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