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Lun, May

El parque en el aire

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cesar Arismendy Morales

Cesar Arismendy Morales

Columna: Reflexiones

e-mail: cesaridys@hotmail.com

Economista de la Universidad de los Andes y Licenciado en Ciencia Sociales de la Universidad Distrital de Bogotá. Cursó estudios de Planificación del Desarrollo Rural y Urbano en la Universidad de los Andes y en el Instituto de Estudios Sociales de La Haya Holanda. Igualmente estudios de maestría en Desarrollo Regional en la Universidad de los Andes y cursos de Ciencias Políticas en la Universidad de Minnesota - Estados Unidos.



El parque del Barrio José Antonio Galán, que por 20 años ha unido a su vecindario, continúa desmoronándose. Se destruye lentamente, y con ello sus más importantes defensores caen en un profundo abatimiento. El embate de la naturaleza es superior al esfuerzo que hasta ahora han logrado congregar de las instituciones públicas y privadas, para que este espacio siga sólido y prestando sus servicios a través de su cancha de deportes.

Todo comenzó con la construcción de los espolones en las playas de Riohacha. Los grandes bancos de blanca arena que se han venido ganado al frente del Parque Nicolás de Federmann, conformando el atractivo escenario natural en donde se realizan los festivales Francisco El Hombre y del Bolero, se vienen perdiendo allá al frente del José Antonio Galán. Desde hace cuatro años las permanentes embestidas de las olas marinas y la velocidad de los vientos del nordeste, lo han erosionado y con ello destruyeron el talud costero sobre el cual fue construido el polideportivo más importante en el noroccidente de Riohacha.

Si la cosa sigue así, este punto de encuentro social puede desaparecer. La parte frontal que contenía la marea está totalmente destruida; esta se ha metido al continente carcomiendo la base de la zona más elevada sobre la cual reposa la plancha de concreto que funciona como el piso de la plaza. El mar ha avanzado más de 40 metros hacia el continente y amenaza no solo con aniquilarla, sino que también transfiere su intimidación a los hogares que ocupan las viviendas que están al frente. Hoy es una barrera de protección que está siendo vencida. Sus cimientos se encuentran deteriorados y lo que antes fue una sólida construcción, ahora se asemeja a una plataforma de concreto que se encuentra en el aire. Parece raro, pero no, él está allí desprotegido y en alto riesgo. Es nuestro parque en el aire.

El sueño de la comunidad por tener y preservar un lugar para compartir, se encuentra vulnerado. La historia es larga. Por iniciativa de Teotiste Dolores Barros (q.e.p.d) y Reynaldo Lubo, la idea tomó cuerpo. Ese sueño que se inició en diciembre de 1991 con la construcción de un pesebre para celebrar la navidad, creció y se transformó rápidamente en un campo de recreación y deportes que se concretó en 1992, cuando la Gobernación Departamental le entregó a la Junta de Acción Comunal las escrituras de propiedad de dichos predios y se instaló la primera piedra, que en el año 1994 apareció ante todos como la cancha deportiva del José Antonio Galán. La construcción evolucionó, el cercado con su arboleda, jardines y bancas surgió frente al horizonte marino que desde allí se divisa.

Todos los 9 de febrero la comunidad del José Antonio se reúne para celebrar un aniversario más de su fundación. Este año la conmemoración no se llevó a cabo por el riesgo que se evidencia, ya que un sector de la plataforma se encuentra en el aire y en cualquier momento puede colapsar. Este problema no debe ser únicamente asumido por los residentes del barrio y su Junta de Acción Comunal. La municipalidad y la gobernación están obligadas a intervenir. Con el advenimiento de una fuerte ola invernal el área se transforma de alto riego por salud pública. A los efectos del mar y de los viento hay que agregarle los impactos causados por los olores ofensivos que se desprenden del “matadero” y de las aguas servidas que se derraman de la subestación del alcantarillado, que se encuentran en su entorno.

Una parte de la comunidad espera que la institucionalidad actué de emergencia para mitigar estas condiciones de riego y desastre para salvar la construcción y a las viviendas de la zona de influencia inmediata. La otra parte, ora y lanzan plegarias a la Virgen de los Remedios, para que el próximo año en la celebración de sus octava, que coincide con un año más de vida del barrio, como en el pasado, deje caer su corona para salvar este emblemático lugar de reunión que hoy se encuentra en el aire.



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