Escrito por:
Cesar Arismendy Morales
Columna: Reflexiones
e-mail: cesaridys@hotmail.com
Economista de la Universidad de los Andes y Licenciado en Ciencia Sociales de la Universidad Distrital de Bogotá. Cursó estudios de Planificación del Desarrollo Rural y Urbano en la Universidad de los Andes y en el Instituto de Estudios Sociales de La Haya Holanda. Igualmente estudios de maestría en Desarrollo Regional en la Universidad de los Andes y cursos de Ciencias Políticas en la Universidad de Minnesota - Estados Unidos.
En una campaña oficial que por estos días se expande como verdolaga en la televisión nacional, se expresa que "El agua es de todos y protegerla, es responsabilidad de todos". A partir de este mensaje, el Gobierno Nacional reconoce que el agua es esencial para la vida y bajo este principio la asume como un recurso natural de alta relevancia en el presente milenio. Esa razón es suficiente para justificar el desarrollo de todas las acciones necesarias para conservar y garantizar su cantidad y calidad.
En la globalización muchos autores han venido pronosticando la dependencia que los países desarrollados tendrán del abastecimiento de agua y de su importación. Algunos de ellos han sido más radicales, prediciendo guerras por los bienes y servicios ambientales que desde ella se genera. En Colombia en una investigación sobre el agua y el conflicto social, se evidenció que los picos nevados hacen parte del control estratégico de los actores de la violencia, por lo importante que resulta en el mediano y largo plazo el agua para la guerra. Tener el chorro, es mas valioso que una bomba.
Los anuncios que durante la semana pasada realizó la empresa Cerrejón LLC, en relación con suspender las investigaciones y la consulta previa para desviar el río Ranchería en un tramo de 26 kilómetros, por efecto de los bajos precios que tiene el carbón que hacen poco rentable esta alternativa productiva, es una explicación importante pero no suficiente. Hay otras razones y muchas de ellas tienen que ver con que el agua es de todos y protegerla es responsabilidad de todos.
El rio Ranchería es una fuente de agua superficial, pero también es un sabio acuífero que llena los poros de la tierra, en donde se retiene y se conserva para ser naturalmente vertida, compensando el nivel que corre por su cuenca durante el verano. Este hace parte de la estrategia de la seguridad hídrica departamental, ya que nutre los acuíferos que drenan los pozos profundos construidos en la Media y en la Alta Guajira.
El proyecto de desviación del río trascendió las fronteras de las zonas de influencia inmediata en donde la empresa pretendió mantener la consulta previa a través de su capacidad de influencia comunitaria. Muy a pesar de la especial agenda que se llevaba a cabo, sus contradicciones fueron trascendiendo al departamento, a la región, a la nación. De allí saltó a la web, volviéndolo un proyecto de interés global. Las opiniones adversas frente a este propósito y a la empresa, surgieron y con ello se erosionó la imagen de la "minería responsable". El Ranchería volvió trizas dicho concepto.
Por parte del Ministerio de Interior se reconoce que la desviación del rio Ranchería debía asegurar un proceso amplio y participativo de las comunidades wayuu en el proceso de consulta y por ello ordenó una revisión del proceso. Desconoció a los indígenas de la Sierra Nevada. Estos hechos, demuestran una cadena de errores y decisiones desde el Gobierno Nacional que no venía haciendo la tarea con suficiencia técnica e independencia, dados los vacios que aún se mantienen dentro del proceso de consulta previa.
Queda una lección aprendida y es la causa fundamental para que la empresa no siga adelante con su intención. Ella está en cabeza de los ciudadanos que actuando en red y sin violencia le demostraron de manera contundente a la empresa y al gobierno que hay que pasar del dicho al hecho. El Ranchería dejo sin contenido las palabas bonitas.