Escrito por:
Cesar Arismendy Morales
Columna: Reflexiones
e-mail: cesaridys@hotmail.com
Economista de la Universidad de los Andes y Licenciado en Ciencia Sociales de la Universidad Distrital de Bogotá. Cursó estudios de Planificación del Desarrollo Rural y Urbano en la Universidad de los Andes y en el Instituto de Estudios Sociales de La Haya Holanda. Igualmente estudios de maestría en Desarrollo Regional en la Universidad de los Andes y cursos de Ciencias Políticas en la Universidad de Minnesota - Estados Unidos.
No debe sorprendernos que el departamento de La Guajira sea un territorio con los mayores indicadores de población en situación de pobreza, pobreza extrema e inequidad, y que las desigualdades se encuentren afectando a las comunidades indígenas. Tampoco, que los indígenas wayuu no siguen la tendencia demográfica de otros indígenas en Colombia y en el mundo, es decir, antes que decrecer, su número se incrementa. La sorpresa es que los indígenas son mayoría, si analizamos la sociedad regional desde la perspectiva étnica.
Parte del éxito está relacionado con su estrategia de reproducción física y generacional a través del matrimonio y la capacidad de relacionamiento de la pareja con el alijuna. Gabriel Iguaran Montiel, insiste en que alijuna es un término compuesto. Ali, significa dolor, y juna es un morfema que viene del verbo ojuna que es tirar, lanzar, votar, arrojar. Alijuna, es el que pega duro, el que lanza duro, el que mata. Se refiere al papel que tuvieron los primeros colonizadores al llegar al territorio indígena. Como toda sociedad, los wayuu mutan su comportamiento y en su alianzas. Hoy en día el término se asume como la persona extranjera blanca o la persona que no habla la lengua Wayuunaiki.
Los wayuu son un grupo socialmente heterogéneo, no existe entre ellos un solo modelo o líder wayuu que represente a todas las personas que se denominan wayuu, lo que sugiere que no existe un solo modo de vida wayuu. Si bien han sido relacionados principalmente con las actividades pastoriles, en realidad, el grupo étnico posee individuos que contienen diversos modos de subsistencia: pastoreo, caza y recolección, pesca, horticultura, agricultura y comercio. Además varios miembros de la etnia wayuu se desempeñan como políticos, militares, empresarios, académicos y siguen un modo de vida social moderno.
En algunas circunstancias este grupo étnico aparece como cerrado, pero en la realidad es abierto. Las relaciones políticas y los patrones que surgen con la creación de pareja (el matrimonio), se constituyen desde adentro en una oportunidad de expansión del prestigio social entre los wayuu. Desde los otros, es una oportunidad de articular a una familia, que le brindará lealtad y que en las dificultades de la vida, le concederá la debida solidaridad, seguridad y liderazgo. En muchos casos, como ha estado ocurriendo en la ranchería cercana a Aremasain con el secuestro de "Monchi" Rodríguez y la muerte de Mary Luz Acosta, estas relaciones se pueden asumir para propósitos perversos.
La prensa ha destacado que una autoridad tradicional se encuentra comprometida con estos delitos, ya que dos de los supuestos secuestradores y asesinos están conviviendo con sus hijas. Frente a las acusaciones la autoridad ha dicho "…son dos personas que conocieron a mis hijas hace dos años en Santa Marta cuando vendían mochilas. Luego se vinieron a vivir a la ranchería y se comprometieron con ellas, pero vienen y van".
Lo concreto, es que las relaciones matrimoniales y la generación de pareja se han convertido en el talón de Aquiles de las comunidades wayuu. Igual, pasó en la Sierra Nevada. Las bandas criminales han notado esta oportunidad para crear una red de solidaridad a su interior que le brinde seguridad y por supuesto su complicidad. Eso se percibió en los sucesos posteriores a la masacre de Bahía Porte, en el actual control de la gasolina venezolana, en el dominio de corredores usados para el tráfico de droga y ahora con el negocio del secuestro de personas residentes en Riohacha y Maicao.