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Dom, May

Retos para el año nuevo

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cesar Arismendy Morales

Cesar Arismendy Morales

Columna: Reflexiones

e-mail: cesaridys@hotmail.com

Economista de la Universidad de los Andes y Licenciado en Ciencia Sociales de la Universidad Distrital de Bogotá. Cursó estudios de Planificación del Desarrollo Rural y Urbano en la Universidad de los Andes y en el Instituto de Estudios Sociales de La Haya Holanda. Igualmente estudios de maestría en Desarrollo Regional en la Universidad de los Andes y cursos de Ciencias Políticas en la Universidad de Minnesota - Estados Unidos.



La Guajira sigue siendo la campeona en pobreza extrema. Es por ello que sus autoridades administrativas debemos enfrentar los desafió que representa la inclusión de cerca de 40 mil hogares conformado por 180 mil hombres, mujeres, niños y niñas que se encuentran en dichas condiciones.

En el departamento y en los municipios debemos enfrentar los retos que representan este ideal, que no solo favorecen sus condiciones de bienestar, crecimiento y desarrollo, sino que también se constituye en un claro imperativo ético.

En la trampa de la pobreza se crean barreras que se transforman en desventajas, modalidad de exclusión que se consolidan como estigmas y discriminación. Para evitar que la pobreza siga agitando la correa de su transmisión generacional y llevando a significativos grupos sociales a la autoexclusión, tenemos que actuar decididamente para intervenirla.

Para ello hay que visibilizarla, escuchar esas voces, con el objetivo de detener la tendencia que llevan las personas que se encuentran en ella, que les niegan sus posibilidades de participar del crecimiento económico, en el mejoramiento de las condiciones de vida, de la participación social y la democracia.

Desde los planes de desarrollo municipales y el departamental debemos trabajar de manera significativa en la pobreza multidimensional y focalizar la población sujeto de intervención. Independientemente de los problemas de cobertura que se tienen, la base de datos de la Red Unidos nos sirve para que los gobiernos nos podamos concentrar en llevarles ofertas de servicios estatales a estas poblaciones. El gobierno departamental debe complementar las acciones de los gobiernos locales y no ser su competencia. Para impactar pobreza, hay que crear músculos administrativos y fortalezas partiendo de la confianza entre funcionarios, que finalmente se transmiten como capacidades a las instituciones y a la sociedad.

En el año nuevo concentraremos nuestro trabajo en la identificación y registro como una forma de visibilizar a la población en condiciones de pobreza extrema (acceso a los derechos), generación de empleo e ingresos ( todos los hogares deben tener una persona generadora de ingresos), salud (todos y todas con su carnet de salud ), educación (todos los menores de 15 años estudiando), nutrición (todos los niños y niñas entre 0 y 5 años con apoyo nutricional), habitabilidad (todos los hogares con acceso a vivienda digna y servicios públicos). Si hacemos bien esta tarea, le pegaremos a las otras dimensiones de la pobreza, como son: violencia intrafamiliar, ahorro y acceso a la justicia.

Basado en ello, transformaremos la política pública de empleo e ingresos. Con los gobiernos locales impulsaremos modelos de cláusulas sociales, que implica que la población que trabajará en las obras públicas contratadas por las alcaldías y la gobernación, sean preferiblemente de la Red Unidos. El Cerrejón, MPX y Puerto Brisa comparten estos ideales en la ampliación de sus proyectos. Esas empresas se encuentran trabajando en modelos de intervención para establecer zonas libre de pobreza en los municipios de influencia.

El programa de nutrición continuará y se encuentra financiado, pero no de la misma manera. Los $ 73 mil millones gastados en los pasados cuatro años, no se pueden repetir en un escenario de cambio de institucionalidad de las regalías. Es un imposible. Ello obliga a trabajar focalizados en niños y niñas de 0 a 5 años para atención integral. En niños y niñas de 6 a 15 años para ampliar cobertura y retención escolar. No repetiremos la experiencia con la ultiplicidad de operadores dispersos, trabajaremos centrados en el papel de la mujer como núcleo de la sostenibilidad alimentaria y nutricional de los hogares. El Cambio Ya radica en que los niños, niñas y mujeres serán el centro del programa y no el contratista.



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