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Mié, May

Las lecciones de las elecciones

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cesar Arismendy Morales

Cesar Arismendy Morales

Columna: Reflexiones

e-mail: cesaridys@hotmail.com

Economista de la Universidad de los Andes y Licenciado en Ciencia Sociales de la Universidad Distrital de Bogotá. Cursó estudios de Planificación del Desarrollo Rural y Urbano en la Universidad de los Andes y en el Instituto de Estudios Sociales de La Haya Holanda. Igualmente estudios de maestría en Desarrollo Regional en la Universidad de los Andes y cursos de Ciencias Políticas en la Universidad de Minnesota - Estados Unidos.



Terminado el proceso electoral y definido los resultados en torno de la conformación del poder político nacional en los próximos cuatro años, lo que sigue antes de entrar de lleno a la contienda por la presidencia, es desarrollar un proceso de evaluación, sacarle provecho a esta experiencia de participación popular y aprender de ello para no seguir cometiendo los viejos errores que han determinado nuestro comportamiento político.

Los partidos, las personas que participaron como candidatos, los ciudadanos y ciudadanas que participamos como electores estamos obligados a cambiar si queremos avanzar y mejorar nuestra interlocución con la nación a través de la representación política.

Son varias las lecciones para aprender. La primera, debemos ser conscientes que La Guajira representa el 1.4% del potencial electoral del país. Aquí solamente tenemos registrado a 440.6 miles de electores de los 29.8 millones existentes en el país, por lo tanto, es un error dispersar nuestra pequeña capacidad y eficacia electoral.

La segunda, es que para mantener y mejorar nuestra interlocución con la nación, debemos asumir la elección al Senado de la República como un proyecto político regional, que incorpore y represente los intereses más generales del departamento.

La tercera, en un acuerdo político regional es necesario respetar las alianzas que se generen. No se puede hacer, decir y comprometer en público lo que no seamos capaces de respetar, sostener, reivindicar y defender en privado. En la nueva fase que vive el país con la entrada en vigencia de la Constitución del 91, el departamento de La Guajira ha venido manteniendo una representación política en la cámara alta del parlamento colombiano.

Por la cantidad de intereses privados que finalmente primaron en el ejercicio electoral reciente, hoy dicha representación depende de múltiples factores externos, ya que en lo interno fuimos incoherentes y no hicimos el esfuerzo para ser contundentes con nuestro pequeño caudal electoral regional. Las más importantes fuerzas políticas de la región no fueron capaces de refrendar y defender en privado el compromiso que habían definido en público. Negociar individualmente y dispersar, parece que fue la consigna.

El candidato más votado de la región solo obtuvo 23.170 sufragios de los 176.407 ciudadanos y ciudadanas que finalmente votaron, representando el 13.1% de esa real capacidad electoral, lo que resulta incomprensible teniendo en cuenta que esa candidatura tenía un respaldo multipartidista.

La alianza para asegurar la representación política de La Guajira en el Senado de la República, finalmente se diluyó en el ejercicio privado del voto, en los intereses particulares de los compromisarios y del elector. De acuerdo a los registros electorales disponibles en la Registraduría, cerca 44 mil votos fueron depositados por candidatos de otras regiones, provenientes de partidos como la U y del conservatismo, votos que deberían ser contabilizados a favor del acuerdo regional.

Los 21 mil votos del partido conservador se dispersaron entre múltiples candidaturas. Es decir, en la práctica algunos aliados no fueron solidarios con el acuerdo regional, cuyo núcleo central era defender en las urnas la candidatura de Jorge Ballesteros Bernier al Senado de la República, quien vive un viacrucis desplazándose por todo el país defendiendo el escaño ganado por la región con los pocos votos obtenidos aquí, pero que los escrutinios que se adelantan actualmente nos generan el riesgo evidente de quedarnos con las manos vacía.



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