Israel afirmó haber matado al alto comandante militar de Hezbollah, Ibrahim Aqil, en los suburbios del sur de la capital libanesa, un bastión del grupo extremista.
Al menos catorce personas murieron y otras 66 resultaron heridas en el bombardeo israelí que alcanzó un edificio residencial a las afueras de Beirut, Líbano donde todavía continúan las labores de rescate, informó el Ministerio de Salud Pública de ese país.
El número de fallecidos se eleva, mientras que 66 personas han sido trasladadas a diferentes hospitales, entre ellas nueve que se encuentran en estado “crítico”, explicó el Centro de Operaciones de Emergencia del departamento gubernamental en un comunicado.
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Esta es la tercera vez que el Dahye es atacado desde el inicio de los enfrentamientos entre las partes hace casi un año, habiendo sido asesinado allí en enero el número dos de la oficina política de Hamás, Saleh al Arouri, y en julio el máximo comandante de Hizbulá, Fuad Shukr.
Temor en el Líbano por una tercera ola de explosiones de dispositivos inalámbricos
El ataque en días pasados tras explosiones de buscapersonas, mató a 12 personas y dejó miles de heridos; y otro, ocurrido un día después, mató al menos a 25 personas y causó heridas a más de 600 luego de explosiones en walkie-talkies, según el ministerio de Salud del país.
Nasrallah, líder de Hezbolá condenó los ataques con dispositivos inalámbricos y los calificó de “masacres”, y dijo que considerará los ataques como una adición a la lista de los muchos actos letales cometidos por Israel.
Afirmó que en los dos ataques, “el enemigo israelí tenía como objetivo matar al menos a 5.000 personas en sólo dos minutos, sin tener en cuenta ninguna regulación”.
Nasrallah afirmó que los ataques “cruzaron todas las líneas rojas”, diciendo que los dispositivos explotaron en áreas públicas, afectando tanto a civiles como a miembros de Hezbollah.