En Belém, delegaciones, científicos y organizaciones civiles exigen que la COP30 dé el paso histórico hacia un acuerdo vinculante que ponga fin a la expansión del petróleo, el gas y el carbón. Denuncian además la influencia récord de lobbies fósiles dentro de la cumbre.
Belém, Brasil. La vigésima conferencia climática que se desarrolla en la Amazonia brasileña avanza en medio de un reclamo global: iniciar la negociación de un Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, una propuesta que gana fuerza entre países vulnerables, pueblos indígenas y organizaciones ambientales, y que busca establecer un camino claro para dejar atrás el petróleo, el gas y el carbón.
La iniciativa resurgió con vigor esta semana luego de que una coalición de países —entre ellos Alemania, Dinamarca, Reino Unido y Kenia— presentara un “mapa de ruta” para avanzar hacia la eliminación progresiva de combustibles fósiles, más allá de los compromisos adoptados en la COP28. La propuesta plantea fijar reglas comunes, plazos y criterios para cerrar gradualmente la producción fósil, así como la creación de un fondo de transición para naciones dependientes de estos recursos.
Una apuesta respaldada por comunidades y gobiernos del Sur Global
Movimientos climáticos, colectivos indígenas amazónicos y gobiernos de islas vulnerables han pedido que la COP30 formalice un mandato de negociación. La apuesta es clara: ningún acuerdo climático será suficiente mientras los combustibles fósiles sigan en expansión.
Según la Iniciativa por un Tratado de No Proliferación Fósil, más de 100 ciudades y cientos de parlamentarios en el mundo ya respaldan la propuesta. “Es el paso faltante para frenar la crisis climática”, señalaron.
Críticas por la influencia de la industria fósil
Mientras crece el respaldo al tratado, la cumbre enfrenta fuertes críticas por la presencia récord de representantes de compañías petroleras, gasíferas y carboníferas. De acuerdo con la coalición Kick Big Polluters Out, más de 1.600 delegados vinculados al sector fósil participan en COP30, lo que equivale a uno de cada 25 asistentes.
Organizaciones como Transparency International advirtieron que esto podría afectar la integridad del proceso: “La captura corporativa de las negociaciones es un riesgo real que compromete la credibilidad de la COP”.
Expectativas de cara al cierre
Aunque algunos países productores se resisten a compromisos más estrictos, la presión internacional podría llevar a que la COP30 adopte una declaración que siente las bases del proceso para discutir el tratado. Expertos consideran que sería un avance histórico comparable al Acuerdo de París.
Las sesiones de alto nivel continuarán este fin de semana con la expectativa de que se defina una hoja de ruta concreta y que la discusión sobre la eliminación de combustibles fósiles pase del terreno moral al político.