Engalanada espero la Catedral de Riohacha, a todos los devotos de la Virgen de Los Remedios, para celebrar el milagro que Ella les hiciera a los riohacheros hace casi 360 años, cuando por su amor maternal salvó a sus hijos, de ser devorados por las fuertes olas del mar que amenazaban con destruir muchas calles del hoy Distrito, en medio de una fuerte tempestad.
Años tras años los feligreses rememoran aquel momento inolvidable que cuenta la historia, cuando la corona cae al suelo y de inmediato cesó la tormenta, acontecimiento que este año tuvo como invitado especial al Nuncio Apostólico de su Santidad el papa Francisco; monseñor Luis Mariano Montemayor.
Cada dos de febrero como es tradición, los riohacheros y visitantes tanto de otros lugares guajiros como de otras ciudades del país rindieron tributo a la ‘Vieja Mello’, como la llaman por cariño, asistiendo a las diferentes eucaristías solemnes que se oficiaron para rendirle homenaje.

A las 10 de la mañana, los devotos de la virgen de Los Remedios y los feligreses de la Catedral, este año tuvieron la dicha de poder recorrer en peregrinación alrededor de la Plaza Padilla con la imagen; procesión que por 2 ocasiones consecutivas no se venía dando por la pandemia del Covid-19.

A las once de la mañana después de la procesión se realizó la eucaristía este año pontifical, presidida por el embajador del Papa en Colombia, y ya en las horas de la noche exactamente a las seis se finalizó con una santa misa donde el fervor y la devoción se sintieron en cada rincón de la Catedral.

La festividad de la Vieja Mello, se preparó con muchos días de anticipación, y el pueblo riohachero se volcó a los Rosarios de la Aurora y a las eucaristías en los diferentes sectores, pero en el más esperado por todos los devotos, desde las 4.30 comenzaron hacer presencia para rendir su tributo a la virgen, y no devolverse sin su vela Candelaria que, según la Fe y la creencia, ayuda a mitigar las tempestades tanto del alma como de la naturaleza.