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Jue, Nov

Columnas de Opinión

Mi abuelo tenía por costumbre escuchar las noticias todos los mediodías en su anticuado Telefunken, aparato radial de dos bandas. No movía el dial por temor de que “se perdiera” la emisora. Cuando el anciano estaba en su ritual, nadie en la casa se atrevía a pronunciar palabra. “Tiene que oírse el vuelo de una mosca”, decía mi abuela, en actitud cómplice. Nosotros respetábamos esa norma; regresábamos a la sala cuando calculábamos que el noticiero había terminado.

No es un secreto que el sector de la salud en Colombia atraviesa una de sus peores crisis. En el último año, la SuperSalud ha intervenido la Nueva EPS, Sanitas, Savia Salud, Asmet Salud, Emssanar, Famisanar y S. O. S. de Comfandi; además de que EPS Compensar y EPS Sura han solicitado retiro voluntario. Sin embargo, lo que resulta realmente incomprensible es el inquietante silencio de los contadores públicos vinculados a estas entidades: ¿dónde están los contadores públicos que nunca advirtieron nada irregular?

El pasado 13 de junio, me llamó la atención un titular en el diario de La República, sobre los cultivos que más crecieron durante el año 2023 en Colombia.

Hace varios meses mencioné el Informe de la ONU que advertía “la expansión territorial y las estrategias de control social y territorial de grupos armados…”, como “un riesgo para la gobernabilidad…”.

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