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Vie, Mar

Ejército, pilar de la democracia

Editorial
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Siempre, pero sobre todo en las actuales circunstancias que vive el país, las Fuerzas Militares han sido y son garantes de la soberanía, la independencia, la integridad territorial y el orden constitucional.


Son soldados de tierra, mar y aire los que con verdadera mística, espíritu de sacrificio, voluntad de lucha, entrega total y amor por su patria recorren montañas, ríos, mares, espacio aéreo, y carreteras; es decir, todo nuestro territorio nacional.

Ellos trabajan mañana, tarde y noche, los fines de semana, los días de fiesta. Mientras los demás celebramos los cierres de año, la Semana Santa que acaba de pasar y todas las festividades normales del año, ellos están velando por la vida, honra y bienes de los colombianos; en consecuencia debemos ser agradecidos con los uniformados que cumplen su misión a cabalidad.

También es justo referirnos a la Policía Nacional, pues sus hombres también prestan un servicio encomiable colaborando con nuestros militares en la defensa del orden público. Contamos con un ejército profesional, ejemplo en el mundo, capacitado en las mejores escuelas de formación y cuyos oficiales se han destacado en los mejores centros de capacitación castrense en Europa, Estados Unidos y Suramérica.

La Escuela de Lanceros es una de las Escuelas de élite mundial, razón por la cual adelantan el curso internacional de lanceros oficiales y suboficiales de Europa, de los Estados Unidos y obviamente de América Latina.

La ´Operación Jaque´ de rescate de secuestrados extranjeros y colombianos en manos de las Farc está considerada en el orbe como aquella de mejor manejo de la inteligencia militar y perfecta coordinación en la planeación y ejecución de la misma; por todo lo anteriormente comentado en los sondeos de opinión es el Ejército la institución más respetada y querida por los colombianos.

De otra parte, el Estado se nota o llega a los sitios más apartados únicamente con los hombres en armas quienes apoyan a la población con obras de los ingenieros militares, desactivando bombas, en acciones cívicas y protegiendo a todos los habitantes de Colombia, incluyendo las negritudes y los indígenas.

Pero ciertamente esos hechos positivos dan lugar a que aquellos que quieren acabar con la democracia, siguiendo los postulados de Lenín estén convencidos de que golpeando a la institución militar y acabando con ella logran el poder.

Consecuentemente se han venido lanza en ristre contra todas las operaciones con miras a reducir su voluntad de lucha; de ahí los ataques perversos, sin fundamento y de un sesgo total por parte de los grupos de izquierda radical, preferencialmente los petristas, con Petro a la cabeza.

Ahora, por ejemplo, en la reciente operación en el Putumayo en la cual murieron 11 guerrilleros de las disidencias de las Farc, se ha formado una tormenta de críticas por parte de políticos de varios partidos pero principalmente los de Petro y su corte, sin argumentos, sin conocimiento de causa, sin ahondar en la realidad, simplemente por versiones de pobladores del sector donde se originaron los hechos.

Hay que advertir que en esas zonas cocaleras salvo algunos contados con los dedos de la mano, todos están comprometidos con el narcotráfico, viven de la coca y muy pocos colaboran porque están amenazados; por consiguiente, son cómplices y deben defender a sus propias tropas.

El montaje que se ha elaborado es que hubo una masacre y que los muertos eran personas de bien que organizaban bazares para entretener a los campesinos.

A algunos medios de comunicación, se les notó la inclinación contra la fuerza institucional y cuando los colombianos que escucharon esas entrevistas que debieron ser numerosos dada la importante audiencia del programa, se dieron cuenta de que el conductor de los soldados es un estratega curtido en la guerra, claro, preparado, sereno, de buen trato, cordial, dispuesto a explicar todo lo sucedido.

Mostró transparentemente el trabajo quirúrgico de la inteligencia, la guerra híbrida, como se emboscaron los grupos de asalto, como estaban identificados todos los que cayeron en combate y explicó claramente que se trataba de un bazar cocalero y los organizadores eran los que más disparaban.

Queda, los que oyeron al General Juan Carlos Correa, comandante de la Brigada contra el narcotráfico que dirigió la operación, la percepción favorable de cómo actúan nuestras tropas legítimas, su profesionalismo, el conocimiento técnico y la experiencia en el combate. Todas esas pruebas las podrá exhibir el ministro de Defensa, en el debate de moción de censura relacionado con la operación descrita.


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