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Vie, Abr

En los actos elitistas

Editorial
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La izquierda radical se ha caracterizado por su incongruencia con lo piensa, con lo que dice, y con lo que hace, y, una muestra más fehaciente, fue la actitud del presidente Petro, a su visita oficial a España, donde declinó vestir frac en la cena de gala que los reyes le ofrecieron a él y a su esposa, la primera dama, Verónica Alcocer, en el Palacio Real de Madrid, al argumentar que se trata de una prenda que "tiene que ver con élites y con la antidemocracia".

Si sabía que en la visita presidencial había actos protocolarios, que tiene que ver con la élite y la antidemocracia, según él mismo afirmó, ¿por qué asistió? ¿por qué sonrió con beneplácito? ¿Por qué asistió para después criticar el acto en donde se estaba homenajeando la dignidad de un Jefe de Estado, que dicho sea de paso, fue tratado con todos los honores?

La respuesta a esos honores fue la antipática y grosera actitud de Petro de violentar el protocolo real. Al subir al avión presidencial, él y su amplia comitiva sabían cada paso a cumplir y el protocolo correspondiente. Entonces, ¿porque antes de llegar a la Madre Patria, no canceló los actos protocolarios, en donde él consideraba de “elites” y “antidemocracia”?

Así se hubiera evitado el tratamiento real que recibió a regañadientes; el saludo protocolario de los Reyes de España y el reconocimiento de Colombia, ante el gobierno español, y hasta hubiera se evitado la cena de gala, en donde sí se le vio bien contenta y muy bien posicionada y a gusto con el momento, a Verónica Alcocer, quien sí demostró que se “mueve como pez en el agua”, a pesar de la ser de la izquierda radical.

Como Petro, ningún varón de la delegación colombiana que lo acompañó en su visita de Estado a Madrid, vistió la prenda masculina de máxima etiqueta, reservada para eventos especiales. "No me siento cómodo ni con la corbata, ni el frac. Es un símbolo que tiene que ver con élites, con la antidemocracia. Yo no me voy a poner eso", argumentó el mandatario colombiano en una entrevista tras su llegada a Madrid, para justificar su negativa a cumplir el código de vestimenta de las cenas de gala en el Palacio Real.

Petro, de 63 años, llevó un traje oscuro y una corbata y lució la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, condecoración concedida por el Gobierno español, con motivo de su visita, que si recibió con agrado y no la rechazó a pesar de ser una muestra más de la colonización española en nuestras tierras.

El primer presidente de izquierda en el país, emuló a su paisano Gabriel García Márquez, quien en 1982, cuando recibió el Nobel de Literatura, rehusó vestir el frac negro exigido por la Academia Sueca y lució un liquilique blanco, una prenda parecida a una guayabera. El rey Felipe VI, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y las demás autoridades españolas sí vistieron frac, con la chaqueta, el chaleco y la pajarita que lo caracterizan. Que desentone y que incongruencia la del gobierno nacional.

En el caso de las mujeres, el protocolo para la cena fue vestido largo y, como es habitual en este tipo de evento, la reina lució una tiara de brillantes, en el Comedor de Gala del Palacio Real donde se congregaron unos 110 invitados, entre ellos el presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, varios ministros de su gabinete y el líder del principal partido de la oposición, el conservador Alberto Núñez Feijóo de PP.

De la delegación colombiana formaron parte los cuatro ministros que acompañan a Petro en Madrid: Comercio; Educación; Transportes y Minas. A propósito, ¿la MinMinas, se presentó con sus inseparables zapatos tenis? Y entre los empresarios, estuvieron los presidentes de Telefónica, Repsol, OHL, Sacyry e Indra, que puso el software amañado para la elección presidencial de Petro, entre otros, así como el de la Ceoe, Antonio Garamendi.

Con motivo de la visita, los reyes regalaron a Petro y su esposa un juego de tres candelabros de cristal de la Real Fábrica de La Granja, próxima a Madrid, un marco de plata con una fotografía de ellos y una lámina titulada "Los tejados de Madrid". El matrimonio colombiano obsequió al rey con un sombrero vueltiao típico colombiano, un libro de los parques naturales del país andino y unos gemelos; a la reina, unas joyas de esmeraldas y una bandeja; y a sus hijas, la princesa Leonor y a la infanta Sofía, dos mochilas indígenas; actos que también se pudieron rescindir para no ofender la dignidad colombiana, por ser considerados elitistas.



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