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Vie, Abr

Ante todo la soberanía

Editorial
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No duda el presidente de la república, Iván Duque Márquez, en defender la soberanía de nuestro país, ante las pretensiones de Nicaragua, de seguir entrometiéndose en asuntos y aguas continentales colombianas, a raíz del problema limítrofe con ese país.

Nicaragua siempre ha actuado con arrogancia, haciendo caso omiso de las decisiones de la Cote de La Haya, principal órgano judicial de la Organización de las Naciones Unidas y que tiene su sede en el Palacio de la Paz en la Haya, en Países Bajos, y está encargada de decidir las controversias jurídicas entre Estados y también emite opiniones consultivas sobre cuestiones que pueden someterle órganos o instituciones especializadas de la ONU. La Corte Internacional de Justicia, o Corte de La Haya, funciona desde 1946, como órgano judicial establecido por la Carta de Naciones Unidas firmada en 1945, está integrada por 15 jueces quienes deben resolver las controversias jurídicas entre Estados que estén bajo su jurisdicción y de conformidad con el derecho internacional. La constitución de este organismo se fundamenta en la conciliación pacífica de las discusiones acontecidas en materia Internacional, por lo que, rige bajo el ordenamiento jurídico establecido en el Artículo 33 de la Carta de Naciones Unidas, donde se disponen diferentes mecanismos de concertación, ante posibles situaciones donde pueda ponerse en riesgo la armonía y la estabilidad de las relaciones internacionales.

Después del último fallo quedo establecido que hay que seguir luchando por defender la soberanía y los derechos raizales de los habitantes del departamento de San Andrés, Providencia y de las islas limítrofes de nuestro país en el Mar Caribe y con esta premisa el gobierno nacional  seguirá defendiendo su soberanía luego de que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, lo acusara de no querer reconocer el fallo de la Corte Internacional de Justicia,  sobre los derechos del país centroamericano; el que tiene que reconocer y acatar el fallo es Nicaragua, que sigue invadiendo aguas continentales colombianas.

Daniel Ortega es un dictador, a  los dictadores hay que darles su lugar y Colombia debe  seguir defendiendo su soberanía y los intereses del pueblo colombiano, a costa de las molestias de los otros, países, inclusive.

Colombia es líder en la lucha contra el narcotráfico; ha puesto el pecho y la vida de miles de los nacidos en estas tierras que han muerto combatiendo este delito o por drogadicción; es reconocida internacional por esa lucha y sacrificios que poco a poco se verá mermada con la ayuda de los más interesados; y, por ello, la afirmación del presidente nicaragüense de que Colombia no quiere reconocer el fallo porque busca tener la ruta libre para seguir trasegando la droga que llevan a Europa y a Estados Unidos, se desvirtúa con la mayor facilidad, más cuando EE.UU. es uno de los países más interesados  e involucrados en este lucha tan criminal.

Ortega es un dictador, todos saben lo que él está haciendo con Nicaragua, lacerando a su pueblo, cerrando universidades, encarcelando opositores, intimidando a la Justicia. Él es parte de ese combo de los autócratas 3p, populismo, posverdad y polarización, como lo es Nicolás Maduro y  Gustavo Petro y obviamente los colombianos lo que han hecho siempre es levantar su voz, porque se debe defender la democracia, que no hay en Nicaragua, más cuando este país,  se retira de la Organización de Estados Americanos, OEA, dejando en claro al mundo entero  cuál es su talante democrático.

Colombia mantiene su soberanía sobre el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, así como de los cayos que lo integran, y conserva sus 12 millas náuticas del agua que rodea estos territorios, pero perdió con Nicaragua casi 75.000 kilómetros cuadrados de mar.

Y todo ello no es óbice para seguir defendiendo los intereses del pueblo colombiano, sobre todo, cuando hay raizales que viven de bondades de la naturaleza en estas islas, procesos adelantados por años, de tradición y sustento. familiar



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