26
Mié, Nov

Persistir, insistir y resistir

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: [email protected]
La muerte en el Guaviare de algunos menores causada por un bombardeo a la guerrilla y ordenado por Petro, puso al gobierno contra las cuerdas tratando de justificar lo que antes había condenado de gobiernos anteriores. 


El bombardero de Petro es legal, así como lo fueron los de los gobiernos anteriores.  Simplemente, el velo ideológico intentó colocar culpa donde no la había.  La venta de utopías eventualmente choca con la realidad, y pone a sus vendedores a hacer malabarismos para no admitirle a sus compradores que fueron engañados.

El velo ideológico es en gran parte el causante de nuestras desgracias porque no solo hace diagnósticos distorsionados y equivocados de la realidad, sino que además propone soluciones equivocadas.  Hubo un tiempo en que se podía creer que el socialismo era una opción viable, pero hoy se sabe que no solo no lo es, sino que además fracasó.  Sin embargo, el fracaso se resiste a morir y simplemente ha mutado en el famoso progresismo, una ideológica contemporánea perversa que hace dudar a incautos sobre si el camino correcto al desarrollo realmente lo es, y sustentan sus afirmaciones en algunos de los problemas sociales y económicos normales y previsibles en este caminar.  Los problemas experimentados no son prueba de que es el camino equivocado sino es una constatación de que es un camino que demanda sacrificios y que no está exento de dolor.

No conozco un solo proyecto progresista que haya logrado el verdadero desarrollo económico y social.  Chile, la última decepción de mostrar. Bachelet destruyó la economía chilena y sus logros con sus asistencialismos, y desde entonces Chile lucha por recobrar la ruta.  En Colombia, el experimento Petro ha sido un desastre total; no hay frente rescatable y dejará al país en cuidados intensivos. 

El progresismo, la izquierda, ha tenido éxito en convencer a de tanto en tanto a las mayorías de que el progresismo es el camino correcto.  Cuando se revisa la historia, entendemos que lograr el desarrollo económico y el bienestar social tiene un costo, a veces dramático, y que generalmente se traduce en injusticias y desigualdades, que son transitorias porque son solucionadas al llegar a puerto.  Ninguna sociedad desarrollada en su trasegar se ha librado de la corrupción, de la desigualdad social y de los monopolios, entre otros.

Abandonar el camino correcto y retomarlo, con sus ires y venires, tiene un inmenso costo de oportunidad y un costo real para las sociedades, ya que es costoso desandar cada aventura progresista, cada revolución fracasada de izquierda: Venezuela, Chile, Colombia, y muchos otros.  Si los colombianos entendiéramos que hay que persistir e insistir en el camino correcto a pesar de sus muchos dolores, Colombia estaría salvada.  La verdad es que Colombia vista con los ojos de la historia, va -iba antes de Petro- por buen camino. En mis 59 años de vida he visto la impresionante transformación de Colombia, de cómo pasó de ser un país rural a uno urbano, más moderno y con mayores oportunidades.  Si, falta mucho; todavía hay zonas muy atrasadas y excluidas, pero el salto como sociedad ha sido impresionante, a pesar de que el accionar armado de la izquierda ha obligado a dedicar importantes recursos a combatirlo.  Incluso, Santa Marta, la ciudad donde crecí, cosas sorprendentes han pasado; cuando era niño, era una ciudad pequeña, donde todavía las vacas pastaban en los muchos lotes de la ciudad, no había centros comerciales ni universidades – la del Magdalena que tenía dos carreras y siempre en paro- ni colegios bilingües, se iba la luz con frecuencia, y en fin, muchas privaciones.  Los electrodomésticos, los carros eran lujos reservados para la clase pudiente, y ni hablar de vacaciones fuera de Colombia.  El país urbano creó una clase media que hoy mueve el país. 

Para seguir avanzando realmente, es imperativo cerrar la triste página de este vergonzoso gobierno y asegurarnos de que no continuará en cuerpo ajeno; hay que retomar el camino correcto, insistir y persistir, y además resistir los espejismos del progresismo. 

 

Más Noticias de esta sección