La noticia llegó cargada de simbolismo para La Guajira. Por primera vez, un sacerdote nacido en el municipio Urumita fue elevado al ministerio episcopal por decisión del papa León XIV, un hecho sin precedentes que conecta al departamento con una misión espiritual de alcance nacional.
El anuncio se conoció el 26 de noviembre del 2025, cuando el Vaticano informó que Torres Ariza asumirá el liderazgo de la Diócesis de San José del Guaviare, una sede joven en la estructura de la Iglesia colombiana pero con profundas raíces misioneras. Con este nombramiento, el sacerdote guajiro se convierte en el quinto obispo de ese territorio y sucederá a monseñor Nelson Jair Cardona Ramírez, trasladado a Pereira en 2024 por el papa Francisco.
Un pastor formado para los retos de territorios complejos
El nuevo obispo nació el 6 de junio de 1975 en Urumita y se ordenó sacerdote en el Seminario Juan Pablo II de Valledupar el 2 de agosto de 2003. Su trayectoria académica incluye una licenciatura en Misionología en la pontificia universidad Gregoriana de Roma y otra en Ciencias Religiosas en la universidad Javeriana, una combinación que lo ha convertido en un referente en temas pastorales, sociales y educativos.
Durante más de veinte años de servicio, Torres Ariza ejerció como párroco en varias comunidades, dirigió el Banco de Alimentos de la diócesis, fue Delegado de Pastoral Social, rector del colegio El Carmelo y formador en el seminario. Además, integró el Consejo Presbiteral y el Colegio de Consultores, siempre destacándose por su capacidad de gestión, su sensibilidad social y su estilo cercano para resolver los problemas de las comunidades.
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Quienes compartieron con él esas etapas lo recuerdan como un hombre de carácter sereno, pero con una visión clara sobre el papel de la Iglesia en territorios desafiantes. El sacerdote José Gabriel Rivera Zabala, párroco en la Ciudadela Dividivi, aseguró que haber sido su estudiante fue “un privilegio” y no dudó en calificarlo como “un ser humano impecable” y un líder preparado para “cualquier misión que la Iglesia le confíe”.
Una diócesis marcada por la diversidad y la misión
San José del Guaviare, erigida como diócesis en el año 2000, tiene una larga tradición evangelizadora que nació con las misiones jesuitas y carmelitas del siglo XVII y continuó con los Monfortianos y los Misioneros de Yarumal. Hoy cuenta con dos vicarías foráneas y dieciocho parroquias distribuidas en zonas urbanas y rurales donde convergen distintos pueblos indígenas, comunidades campesinas y poblaciones vulnerables que enfrentan enormes desafíos sociales.
La iglesia local trabaja en educación, proyectos productivos, acompañamiento comunitario y procesos de reconciliación, una tarea que exige liderazgo, escucha y presencia constante. Ese será el escenario donde Torres Ariza iniciará su episcopado, con la responsabilidad de fortalecer una estructura pastoral dinámica y profundamente enraizada en la misión.
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Para La Guajira, su designación es solo un motivo de orgullo, es una señal de que su talento religioso empieza a ocupar espacios que antes parecían lejanos. Para el Guaviare, representa la llegada de un obispo con experiencia en territorios multiculturales y con un enfoque pastoral que combina firmeza, sensibilidad y capacidad operativa.